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Vecinos de la Tucapel 2 sufren por descomunales socavones

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Una situación que ya no da para más es la que están viviendo los vecinos de la población Tucapel 2, específicamente del pasaje Eugenio Guerra, quienes deben convivir a diario con un socavón que más bien parece una mina subterránea por su profundidad y anchura, en la que caben fácilmente unas 10 personas.

María Angélica Cortés, una de las vecinas, cuenta que esta situación les afecta hace aproximadamente 15 años, ya que las casas fueron entregadas en 1992 y años después comenzaron a aparecer grietas en el piso y paredes. El panorama empeoró con una rotura de matriz que se produjo hace dos años y el tiro de gracia fue el terremoto del 1 de abril, lo que produjo el socavón que ahora tiene 2 metros y medio de profundidad.

A otro de los vecinos del mismo pasaje se le cayó de un día para otro todo el piso de la cocina. 'Hace 5 meses estábamos cocinando y de repente se chupó el piso . La cocina americana, el muro, la losa original de la casa, todo se vino abajo', asegura Angelo Valenzuela, quien debió arreglar con dinero de su bolsillo el desastre que ocurrió en su hogar.

Consultada sobre el tema, Aguas del Altiplano informó que la situación planteada deriva del emplazamiento de inmuebles sobre suelos salinos sin que éstos tengan, necesariamente, las medidas constructivas óptimas para dicha clase de suelo, lo cual genera una falta de sustentabilidad de los mismos al contacto con agua, cualquiera sea su origen.

En tanto, el Serviu confirma que el problema efectivamente radica en la salinidad del terreno en el cual se construyó la población. 'En el plan de reconstrucción se incorporó también a todas las casas de las poblaciones tucapeles afectadas por el suelo salino. Estamos en la etapa de generación de proyectos para presentarlos al segundo llamado (5 de agosto) donde se asignan los subsidios y se contrata a la constructora para que se ejecuten los obras', explicó Julio Valenzuela, director regional del Serviu.

Marco Arias, vecino afectado, cuenta que han asistido a distintas entidades y nadie les da una solución inmediata. 'Todos tratan de evadir este tema y no nos dan respuestas concretas. Nuestra casa en cualquier momento se puede venir abajo, porque está flotando. Nuestras vidas corren peligro, imagínese viniera otro terremoto', advierte el poblador.

Este hecho afecta en distintas formas a estas familias, ya que deben comer con los olores de las cámaras abiertas, ya no pueden invitar a nadie a sus casas y están sumidos en una profunda depresión por el temor de que sus casas, que con tanto esfuerzo obtuvieron, se vengan abajo en cualquier momento. J