Secciones

En Buenos Aires murió la Messimanía

E-mail Compartir

Es el propio Rodrigo Goldberg, ex futbolista derivado en comentarista de fútbol con residencia en Buenos Aires, quien, consternado, da un alarido de ayuda: '¡Aquí están matando a Messi!'. Y, como si fuera un llamado al 133, insiste: '¡Lo están crucificando!'. Quizás el clamor del Polaco ha llegado tarde: todo indica que Messi, tildado hace cinco semanas como el Mesías, ya ha muerto para los argentinos.

Cristián Grosso, periodista del diario La Nación de Argentina, tituló así la columna en que clavó cinco mil caracteres en la cabeza de Lio: 'Messi, el paria que no llegó a leyenda'. Paria, entre paréntesis, es una palabra que refiere a alguien inferior. De manera que nunca antes la Pulga había justificado tanto su apodo. Y Grosso dispara: 'Fue de mayor a menor en el Mundial'. Se pulgarizó, insinúa. 'Perdió polvo y puntería', dice, 'quedó desabastecido en un desierto'. Aclara, eso sí, que nunca se quejó (que es una forma subliminal para señalar que está desprovisto de carácter).

Dicen que, antes del Mundial, Argentina se llamaba Messilandia. El rostro del jugador lideró el marketing nacional: protagonizó comerciales de shampoo, de teléfonos celulares, de empresas estatales. Las mujeres le adjudicaron cualidades eróticas. Los hombres, en secreto, deliraban con su simpleza. Tras dejar Argentina hace 14 años, al fin se había ganado el afecto. Pero Goldberg, en el corazón del país, palpando in situ la rabia, lo comenta: 'Messilandia ya desapareció. Argentina ha vuelto a ser Argentina'.

Goldberg opina que todos los argentinos esperaban picardía y gambetas. Y Messi, en los partidos claves, les dio caminatas y pavor. La gente esperaba liderazgo y Messi les dio angustia. Goldberg resume: 'Hoy se lo comen vivo'. Y apunta a Alejandro Fantino, un enajenado con micrófono, que hace dos días lo devora en horario prime. Pocos tienen la mesura para rescatarlo.

Tres personas lo han defendido en público: Zanetti, Simeone y Verón. Maradona lo pateó en el suelo. Kempes, con tono despectivo, dijo que no fue su Mundial. Y la prensa persiste en zamarrearlo. Cuesta hallar defensores o analistas serenos. 'Es todo ambiguo', dijo un argentino tranquilo, Claudio Cerviño, periodista del diario La Nación. J