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Las huellas emocionales que dejó el terremoto en Arica

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Antonio tiene 7 años y cursa el segundo básico en el North American College, para él, como muchos otros niños de la región, el 1 de abril permanecerá durante mucho tiempo en su mente.

Si bien fueron muy pocos los daños estructurales que provocó en Arica y sus alrededores el desastre natural que remeció a la zona en abril pasado, los menores ariqueños fueron más sensibles y aún están siendo tratados por las huellas emocionales que dejó en ellos el sismo 8.2.

Antonio tardó tres semanas en reincorporarse a las clases post terremoto, de hecho 'estuvo como una semana sin poder dormir y ante cualquier ruido despertaba, sentía un gato corriendo por el techo y saltaba de la cama diciendo, temblor, temblor', explicó su madre, de 33 años.

Agregó que una vez que se reincorporó al aula, los profesores del colegio le recomendaron que lo tratara con un especialista 'pero Antonio es muy sensible, lo cual en parte me impidió llevarlo con un sicólogo'.

Luego del terremoto el miedo latente de que pudiera ocurrir otro cataclismo de la misma envergadura tuvo durmiendo en el living de su casa a Antonio y su madre. 'Todavía estábamos sin luz y debido al pánico que había causado el sismo 8.2 y posterior réplica, mi hijo asumió con mucho temor los momentos vividos el día uno de abril, así que él me pedía que durmiéramos con ropa. Nuestra vida la tuvimos que hacer en el living; comíamos ahí, dormíamos, veíamos televisión y el objetivo para Antonio era estar lo menos posible en las piezas'.

Ashley, de 14 años, también tuvo serios problemas para regresar a clases en el Colegio Italiano Santa Ana (CISA). Luego del terremoto pasó cerca de un mes para que ella calmara sus nervios y pudiera retornar con normalidad a clases. El sonido de los camiones cargados que hacen estremecer el pavimento y los fuertes vientos que azotan los ventanales fueron elementos suficientes para que ella no quisiera salir de su hogar.

Para el director provincial de educación, Mauricio Gutiérrez Núñez, es innegable que el desastre natural provocó grandes cambios en la población.

'Si nos vamos al ámbito donde nosotros trabajamos, la población educacional fue principalmente afectada. Sorpresa nuestra fue que como no estamos acostumbrados a este tipo de catástrofes en las escuelas, preguntábamos a los niños, después del terremoto, si los habían contenido o abrazado y ellos respondían que no. Un niño que ni siquiera recibe un cariño, un abrazo, o un afecto tras sufrir alguna catástrofe obviamente que queda marcado para el resto de su vida', afirmó Gutiérrez.

Ante esta información, 'el Ministerio de Educación tomó contacto con Unesco y se trabajó en un plan de contención emocional a raíz de esta catástrofe. Lo que quiere lograr el plan es preparar a la comunidad educativa en todo su contexto, (niños, profesores y apoderados) en la contención emocional, pero también en cómo nos preparamos para enfrentar un futuro desastre natural. Calculamos que la población a la que vamos a llegar va a ser cercana a los 80 mil, entre alumnos y apoderados. En total son más 110 escuelas las que tendrán estos talleres y de a poco se han ido sumando más. Es una cifra importante considerando que en la región hay cerca de 156 escuelas', explicó Gutiérrez.

Agregó que 'si bien es cierto Arica no salió tan damnificado en términos materiales como pasó con nuestros vecinos de Tarapacá, en términos emocionales todos fuimos afectados. Nos cambiaron las rutinas, los hábitos, algunos sufrieron de insomnios, los niños están con temor y expectantes ante cualquier movimiento. El terremoto generó un seguidilla de eventos que fueron consecuencia del remezón'.

Según el antropólogo, Sergio Medina, 'un terremoto o sismo, es un fenómeno radical e inesperado producido por la naturaleza, por lo tanto escapa a toda concepción y racionalización intencionada. El ser humano, en su visión antropocéntrica tiende a planificar los eventos cotidianos de su vida social y comunitaria, por tanto todo lo inesperado desajusta sus estilos de vida'.

Explicó además que 'luego de un periodo de conflicto y crisis al interior de las comunidades humanas, surgen fenómenos societales que tienden a buscar el retorno al equilibrio y la 'homeostasis social'. Surgen valores de solidaridad y cooperación fraternal entre las personas, ejemplo las campañas solidarias y la respuesta organizada del Estado. La estructura social se daña regularmente a propósito de conflictos sociales que surgen de los acomodos de la sociedad, pero también se daña a propósito de fenómenos naturales como un sismo. Pero así como existe el daño, la sociedad y sus componentes humanos, de manera lógica y ordenada buscan el retorno permanente al equilibrio. Y eso se constata desde acciones solidarias espontáneas individuales y colectivas, hasta acciones planificadas desde el gobierno y el aparato estatal'.

La Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) tuvo que realizar diversas acciones de contención dirigidas hacia los párvulos, funcionarios y apoderados luego del terremoto 8.2 que se registró en la región. Lo anterior, considerando la importancia de generar instancias de acompañamiento durante el proceso de retomar la vida personal y laboral tras una catástrofe.

La psicóloga de la Unidad de Buen Trato Infantil de esa institución, Paola Frugone, explica que las primeras acciones se desarrollaron con las funcionarias y funcionarios, quienes retornaron previo a los párvulos a los jardines infantiles.

'El personal sentía la angustia y temor normal ante una situación como la vivida, lo cual se fue aminorando con el paso de los días y con las acciones que se tomaron en conjunto con la Unidad de Buen Trato Laboral'.

En este sentido, recordó el taller 'Reencontrándonos tras el terremoto', impartido a las directoras de los jardines infantiles por los psicólogos Karina Reyes y José Tomás Freire, profesionales de la Dirección Nacional y de Junji Metropolitana; respectivamente, el cual tuvo por finalidad guiar un espacio de diálogo sobre sus temores y las lecciones de vida que les dejó el sismo de gran intensidad.

Todos estos talleres se desarrollaron con el fin que los pequeños sus profesores y apoderados pudieran regresar lo más rápido a la normalidad pos terremoto.

Asimismo, desde esa fecha se han efectuado intervenciones en todos los jardines infantiles, implementándolos con material gráfico y literario alusivo a la temática como herramienta de apoyo al trabajo con los párvulos, como el CD 'Ayudemos a Toto' y libros de apoyo psicosocial de Unicef 'Cómo me siento' y 'Rearmemos la vida de los niños y niñas'.

En cuanto a las familias, la psicóloga de Junji, sostiene que planificaron actividades tendientes a reforzar pautas de crianza y de cuidado con los niños y niñas, en madres, padres y apoderados, a quienes se les hizo entrega de un informativo que explicó las conductas esperables en sus hijas e hijos a raíz del terremoto, orientando su abordaje. Así también se desarrollaron talleres para afrontar los cambios de conducta de los párvulos.

El director del Colegio Abraham Lincoln, Eduardo Díaz, reconoció que los alumnos demoraron en retornar a clases post terremoto.

Pero a diferencia de otros colegios donde hubo secuelas emocionales 'afortunadamente en nuestra comunidad escolar no hubo dificultades post terremoto. La situación se controló bastante bien y eso obedece a que el colegio tiene un plan en terreno de seguridad escolar implementado de tal manera que se han coordinado, se han hecho los ensayos pertinentes de operación Deisy, por lo tanto no tuvimos dificultades. Obviamente el retorno a clases fue paulatino y en una semana aproximadamente retornamos a la normalidad de la asistencia', explicó. J