Errores de tipeo le pasan a todos
Durante el diálogo ciudadano por la descentralización, para algunos no pasó inadvertida el que en una de las diapositivas se leía, en mayúsculas 'adminisistrativas'. Pero bueno, a todos nos pasa.
Durante el diálogo ciudadano por la descentralización, para algunos no pasó inadvertida el que en una de las diapositivas se leía, en mayúsculas 'adminisistrativas'. Pero bueno, a todos nos pasa.
En el centro de pago de Emelari, ubicado en la calle 18 de Septiembre, llama la atención que el letrero luminoso con el nombre de la compañía parpadea. Hace falta que alguien entendido en electricidad lo revise.
Durante un partido entre alumnos del A-5, el comentarista no pudo evitar revivir su dolor por la eliminación de Chile en el Mundial. 'Jarita, qué hiciste', repetía constantemente.
Pocas veces se ha visto llorar a un grupo de jugadores chilenos de la manera como se les vio hace ocho días tras el partido que jugó La Roja con Brasil. El pentacampeón y anfitrión del torneo tuvo que recurrir a los penales, y a las circunstancias, para lograr seguir en carrera en el campeonato. Fue la última instancia y un vertical en el último tiro chileno, los que definieron la suerte de ambas escuadras.
Las lágrimas de los chilenos en la cancha no fueron un melodrama. Cada una concentraba la frustración, y a la vez, el dolor del esfuerzo realizado, la ruptura de los sueños y la esperanzas y la desazón por saberse capaces y no lograr el objetivo de escribir una historia distinta, por circunstancias tan particulares pero tan futbolísticas.
Chile no pudo contra la historia, no logró superar lo realizado en sus dos pasadas actuaciones mundialistas, cuando también se encontró con un Brasil como escollo insalvable, pero en esta oportunidad fue distinto. La llamada mejor generación de futbolistas chilenos, hizo una competencia digna enfrentando con éxito a potencias del orbe como España, Holanda y el mismo Brasil.
No se trata de recurrir al conformismo, pero sí de entender que los cambios en el estilo, en el sello de un nuevo fútbol chileno, no se darán de la noche a mañana. Más de cuatro años después de que Chile iniciara su participación para el Mundial de Sudáfrica con Marcelo Bielsa a la cabeza, recién hoy podemos hablar del legado que pudo haber dejado el trasandino, el mismo que sembró José Sulantay con esta generación en el Mundial Juvenil de Canadá en 2007 y el que fue finalmente recogido y capitalizado por Jorge Sampaoli, quizás sin el éxito que dictaban los sueños y las esperanzas, pero sí con la convicción de que esta Selección fue distinta y que la que viene en el futuro, especialmente de cara a Copa América, puede seguir construyendo esta nueva personalidad que tiene el jugador nacional y con ella, el fútbol chileno.
En resumen, queda la tranquilidad que se entregó todo y existe un buen camino recorrido.
Eso debe consolidarse.