Los secretos que la escoba de Aurelia Maturana ha retirado del estadio Carlos Dittborn
Con 68 años Aurelia Maturana se confiesa hincha de San Marcos de Arica y dice estar feliz con su trabajo de auxiliar de aseo del estadio Carlos Dittborn. Un poco apenada como toda mujer futbolizada, tras la eliminación de Chile en el Mundial, cuenta que ha encontrado los más insólitos objetos cada vez que termina un compromiso en el Mundialista.
Ya son más de 8 primaveras las que Maturana lleva limpiando el sector de la tribuna Pacífico del recinto deportivo Municipal.
Cada vez que juega San Marcos ella debe estar temprano al otro día para dejar el lugar lo más impecable que pueda.
Sus años de trabajo le han permitido criar a sus cinco hijos y darle educación para que se desarrollen en la vida.
En su lugar de trabajo comenta lo apenada que va a ser esta semana para ella, ya que 'con la eliminación de Chile yo personalmente quedé muy triste. Sabe que cuando la selección jugó el Mundial en Arica el año 1962 yo me arranqué de la casa para ver un partido en el estadio Mundialista. Mi papá me tenía castigada, pero era tanta la emoción de lo que se estaba generando deportivamente en el país que hice todo por estar y ver a nuestra selección'.
En los mismos asientos que hoy limpia con tanto esmero, Maturana vio a los 16 años jugar a Chile por primera vez en un mundial de fútbol y como ella relata 'fue un momento emocionante, valió la pena haberme arrancado y creo que esta generación es tan buena como la del año 1962. Eso sí me dio mucha tristeza cuando fueron eliminados, porque habían jugado muy bien. Yo sé de fútbol, si paso metida acá viendo las tácticas de San Marcos y siempre me ha gustado la vida deportiva'.
Cuenta que cuando era menor de edad dedicó muchas horas a la natación. 'Yo fui nadadora de la región, participé en muchas competencias y mi familia en general estuvo dedicada en algún momento a esta actividad acuática'. Pero pasaron los años y la natación tuvo que ser dejada de lado, 'en ese entones comencé a buscar trabajo y primero quedé en la Municipalidad en el Programa de Generación de Empleos (PGE) luego me destinaron a los Programas Municipales (PMU) y nos quedamos con sueldo a honorarios', explicó la orgullosa mujer con su escoba.
Aunque Aurelia confiesa que llega todos los días de trabajo a las 8.30 horas al recinto deportivo y limpia más de 2.000 butacas, en la jornada laboral su rendimiento depende en parte del estado anímico.
Justamente esta semana será una de las más agotadoras explica 'ya que uno vive en parte rodeada de deportistas y ellos no están ajenos a la eliminación de nuestra selección'.
Pero deja de lado este duelo contra los pentacampeones del mundo y le dedica tiempo a San Marcos de Arica. 'A mí me gusta el club ariqueño, ojalá que podamos permanecer por mucho tiempo en la Primera División. Yo tengo buena relación con los jugadores ellos me ven y me saludan.
Son niños muy respetuosos y muy caballeros, son futbolistas que tratan de hacerle empeño. Tengo fe que los chiquillos van a salir adelante, así que trataré de tenerle limpiecito el estadio a los hinchas para que no tengan problemas y se dediquen a puro alentar a La Celeste'.
Reveló que 'cada vez que tengo que limpiar el estadio, luego de los partidos, me he encontrado los más insólitos objetos. De hecho hoy (ayer) ya me encontré mil pesos y eso que vino muy poca gente a ver a San Marcos el fin de semana'.
Aunque su trabajo con la escoba está en el sector donde los hinchas no escatiman gastos a la hora de comprar su entrada, revela que 'nunca me he encontrado tanta plata en la tribuna Pacífico; el día que más dinero reuní fue una vez que fui a ayudar a mis compañeras de la galería' explica Maturana.
Esa jornada recuerda que 'en total junté cerca de 50 mil pesos, pero como le digo la mayor cantidad de dinero la obtuve tras barrer las galerías del Dittborn'.
Agregó que 'entre los objetos más insólitos que he encontrado está la ropa interior. Muchas personas al no tener papel higiénico prefieren sacarse una prenda para hacer sus necesidades'.
Además lo otro que siempre encuentra en su trabajo son los 'papelillos de esas cosas que fuman los jóvenes, yo no los puedo regalar y tampoco lo haría, porque tengo un hijo que es drogadicto y sé lo que es tener un hijo adicto, así que prefiero tirarlos al agua y así quedan inservibles', explica Maturana.
La mujer que dice que su escoba es como su vehículo, relata que 'todos los días saco cualquier basura y las peleas con las fecas de las palomas es los más incómodo a la hora de desarrollar mi labor'.
Maturana revela que 'una vez me encontré como 9 celulares y todos de última generación, y lo único que hice fue dejarlos prendidos para que los dueños me llamaran y de esa manera poder regresárselos, al final los devolví todos y eran de puros militares'. J