Aborto terapéutico: un tema valórico, pero también sanitario
Hoy en Chile no existe el aborto como un derecho, pero sí como un hecho. El hecho es que se registran más de 30 mil abortos clandestinos al año, de los cuales muchas veces los servicios públicos de salud se hacen cargo, cuando mujeres que han tomado esta radical decisión tienen consecuencias en su salud. Mujeres que no han accedido a condiciones sanitarias aceptables. Mujeres, en su mayoría, pobres.
El proyecto de ley sobre el aborto terapéutico, promovido por el Gobierno, ha visibilizado esta situación al buscar despenalizar el aborto en caso de inviabilidad del feto, peligro de vida de la madre o violación. Medida extrema ante situaciones extremas.
En un país donde el tema del aborto alcanza importantes ribetes valóricos, incluso religiosos, este proyecto de ley es, en sí mismo, acotado y puntual para casos extremos. En ningún caso pretende hacerse cargo de la práctica abortiva en su totalidad y de sus consecuencias sanitarias. Además, busca despenalizar, no legalizar.
El proyecto de ley de aborto terapéutico tampoco se puede asumir como una medida de control de la natalidad. Por el contrario, éste debiera inscribirse en una política efectiva educación sexual, donde se pongan todas las alternativas sobre la mesa: abstinencia, educación contraceptiva, acceso libre e igualitario a métodos contraceptivos y a la contracepción de emergencia, esterilización voluntaria. Todo para impedir llegar a una situación de aborto.
Finalmente, el aborto terapéutico es una decisión voluntaria. A ninguna mujer se le obligaría, aún en caso de violación o inviabilidad del feto, a practicarse un aborto si tiene una profunda moción de conciencia. Pero que sí abre la alternativa a que quien necesite ser intervenida pueda hacerlo en un recinto hospitalario del sistema público, sin clandestinidad y sin agregar más dolor a su sufrimiento.
Dr. Bernardo Morales,
decano de Cs. de la Salud U.Central