Once de la mañana, Ipanema, lluvia. Un día difícil para el turista de playa, además, es feriado en Brasil. Algunos alemanes se tiran al mar, porque para ellos la lluvia aquí igual es calor. Los argentinos, en masa, conversan un mate. Y, de pronto, en medio de la nubosidad, en el día más frío del Mundial, apareció el vozarrón:
-Atención barra linda de la Roja….¡Ceacheííí!
Efraín Cortés, 43 años, oriundo de Linares, miembro activo de la Marea Roja, líder de Chile por un día, cuenta que no durmió. Él y su amigo, Marcelo Iñiguez, quien en estos momentos toma de desayuno un whisky, pasaron de largo. No entraron al Maracaná. Tampoco forzaron la puerta como los otros chilenos que han sido la portada de todos los diarios de Brasil. Efraín iba en el metro de Río de Janeiro cuando Vargas metió el primero. Lo gritó en el vagón. Y, a lo lejos, escuchó otro alarido, el cual pertenecía a Marcelo. Se juntaron y, a raíz de la hazaña del Maracaná, se hicieron inseparables por toda la noche.
-Chupamos, nos metimos con dos negras que nos cobraron 500 reales por nuca, vinimos para la playa y ahora este huevón quiere seguir chupando- dijo Efraín. Marcelo tomaba whisky con los ojos cerrados.
La Marea Roja despertó con resaca. Los chilenos se pasearon con dolor de cabeza y, por este día, hubo pocos gritos en la calle. Los únicos barristas que tuvieron un día activo fueron los detenidos por forzar la puerta del estadio. Brasil, digámoslo, odia a esos chilenos. Repiten su acción en todos los programas de noticias. El diario O Globo los hizo portada. Nadie quedó indiferente.
-Chilenos estúpidos- dijo Mariana, colombiana, 27 años.
-Yo odio a los chilenos que se ponen como giles con su selección. Es lamentable. De hecho, inventé una canción contra los chilenos- dijo Javier, argentino, 34 años.
-No gusta a mí el 'ceacheí', mucho grito, mucho fuerte. Por favor, gritar más despacio- pidió Alex, belga, 45 años. La lluvia se alargó por todo el día lo que generó el ambiente ideal para que los chilenos hicieran una pausa. Fue un día más reflexivo para ellos. Por primera vez en Río de Janeiro, ,alguien gritó 'ceacheííí'. Y nadie le respondió. .J