Ahora sí que Chile mete miedo
Con el 2-0 que los chilenos le metieron a España, los pupilos de Jorge Sampaoli ahora sí que meten miedo en el Mundial. Después que eliminamos a España que venga Holanda y que gane el mejor.
Con el 2-0 que los chilenos le metieron a España, los pupilos de Jorge Sampaoli ahora sí que meten miedo en el Mundial. Después que eliminamos a España que venga Holanda y que gane el mejor.
En medio de las celebraciones, ayer a una señora de una caravana se le cayó la bandera que ondeaba. Rápidamente se bajó, recuperó el pabellón del suelo y volvió a subirse...pero al auto equivocado. A cualquiera le pasa.
Sampaoli está rompiendo con los mitos que rodean al fútbol nacional. Con él la selección chilena le ganó a la española y por primera vez el combinado nacional celebró en el Maracaná.
Es cierto que el fútbol es un juego, pero es todavía más cierto que es pasión de multitudes.
Y qué duda puede caber después de haber visto ayer en la tarde las calles de Arica desbordadas por miles de personas con banderas tricolores y la camiseta de la Roja, celebrando el triunfo sobre España.
Esta selección está haciendo historia.
Por primera vez Chile clasificó en cancha para dos mundiales consecutivos.
Por primera vez le gana a España en un partido oficial a nivel de selecciones y por primera vez derrota en una cita mundialera al campeón vigente.
Además, está clasificado para segunda ronda cuando todavía le queda un partido por jugar.
Motivos de sobra tienen entonces los aficionados para dar rienda suelta a su entusiasmo, considerando que nuestra trayectoria deportiva ha estado más marcada por triunfos morales que por auténticas victorias.
Y esto nos hace bien a todos.
Chile es un país a veces azotado por grandes desastres: terremotos, temporales, sequías y hasta incendios, pero también con tremendos recursos y uno de ellos es la resiliencia y el empuje de su gente cuando está unida.
Y eso es lo que consigue este tipo de logros deportivos, unirnos más. No parece haber mejor forma de hacernos comprender que compartimos un territorio, una historia, una forma de ser y un destino.
Podremos tener discrepancias, visiones distintas y opiniones divergentes, pero ninguna diferencia puede llegar a ser irreconciliable.
El desempeño de la selección nos sirve como una catarsis colectiva, para olvidar los problemas y encarar la vida con alegría y optimismo.
Sí, el fútbol es un juego, que no nos paga las cuentas ni nos da el pan de cada día, pero no sólo de pan vive el hombre.
También necesita alimentar su espíritu y especialmente el alma colectiva de un pueblo, que puede lograr grandes cosas, cuando todos sus integrantes se ponen de acuerdo y empujan para el mismo lado.