El tema en el búnker de la Roja es uno sólo: la rodilla de Arturo Vidal. 'Esperamos que Arturo llegue... es importante para el equipo', lanzó hace unos días Marcelo Díaz. 'A Vidal lo veo bien', agregó más tarde Gonzalo Jara. 'Él tiene todas las ganas de llegar, ojalá pueda estar', fue el aporte de José Pedro Fuenzalida. En la Roja todo gira alrededor de los meniscos del volante.

'¡No se habla de otra cosa!', grita desde Belo Horizonte Ernesto Díaz Correa, corresponsal informal. 'Acá hay poca claridad... que está bien, que no está. Que está óptimo, que no llega. No hay mucha claridad', agrega a través del teléfono el relator.

Vidal, ayer, entrenó durante media hora a la par de sus compañeros. Trotó, hizo piques cortos. Pateó algunos balones e, incluso, sonrió para la cámara. Vidal, se dice a las afueras de Toca da Raposa II, podrá estar en el Mundial. Vidal, agregan en el camarín rojo, no se quedará afuera de los 23. 'No hay ninguna posibilidad de que lo bajen de la nómina... ¡Ninguna!', insiste Díaz Correa. J