Estoy pensando si habrá algún día en que ya nadie quiera ser carabinero, porque los delincuentes hacen lo que quieren. Hace pocos días dejaron libre al asesino de un carabinero en Temuco. En Santiago los matan y ahora acá le disparan a uno sin tener derecho a nada. Si se defienden los acusan de brutalidad policiaca y los botan frustrando una carrera y dejando una familia sin recursos, ¿y qué dicen los derechos humanos al respecto? Nada, porque para ellos no existen, solo los malos tratos y en algunos minutos cuando sirven para mantener el orden, siempre y cuando no se defiendan de los delincuentes.

Ruby Tapia Trobok

Últimamente ha estado en la palestra de los debates el tema del aborto. Hemos escuchado múltiples posiciones ya sea a favor o en contra de esta práctica. Y en tiempos como estos, donde seguramente otros temas de este tipo saltarán a la contingencia, siento que nuestro llamado como creyentes es a manifestarnos en favor del que quizá es el don más preciado que Dios nos ha entregado, el don de la Vida.

Porque yo vivo, y me encanta vivir, y soy un agradecido de la vida. Y no me hubiese importado en absoluto nacer en una castillo en Alemania o sin un techo que me proteja, vivir me encanta, y por eso no me puedo imaginar que alguien sea privado de esto que me genera tanto goce.

Cada vez que escucho la risa de alguien, cada vez que veo a personas pasándolo bien, o cada vez que yo mismo me encuentro en esas situaciones, lo único que puedo pensar es que la vida tiene altos y bajos. A veces azota y a veces abraza, pero en sumatoria final, la vida es un largo viaje que recorrería mil veces si es necesario.

Y cuando disfruto yo de mi vida, pienso, ¿qué hubiese sido de mí si mi madre me hubiese abortado? Nunca habría visto esa película que me gustó, nunca me habría leído ese libro que me tuvo esa tarde lluviosa de invierno ensimismado, nunca hubiese escuchado esa canción que me encanta. Nunca hubiese leído a Neruda, a Mistral, nunca hubiese escuchado una buena canción de The Killers, nunca hubiese visto Batman con esa actuación de Heath Ledger, nunca habría jugado tenis ni fútbol, nunca habría gritado ese gol de Orellana en el triunfo contra Argentina.

La vida a veces nos puede hacer pasar malos ratos, pero razones para vivirla sobran.

Todos nosotros que estamos vivos, estamos agradecidos de estarlo. En las buenas y en las malas. ¿Porque privaríamos a ese pequeño que viene de vivir todas esas experiencias de las que estamos agradecidos? ¿No es un enfoque quizá un poco egoísta?

Enzo Rivera