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El pachallampe

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La Etnomusicología, en tanto estudio de la música como cultura y, por ende, dimensión comportamental de ésta, distingue entre los innúmeros géneros y especies musicales que cultivan las comunidades de 'gesto antiguo' (aunque nada tendría de descabellado abordar el Rap o el Reggae como su objeto de estudio), aquellas formaciones que remiten al trabajo comunitario; así, cantos de siembra y de siega, de ordeño y pilón (practicados estos últimos para 'acompasar el lavado de ropa' en algunas localidades de la costa venezolana), o, simplemente, lo que en las regiones I, II y XV se conoce como 'cantos de floreo': motivos pastoriles para la marcación de ganado. En tal dirección, el Pachallampe (siembra de papa) que hacia los primeros días de noviembre se lleva a cabo en la precordillera de Arica, constituye un caso emblemático; su vigencia funcional, y la reactualización dialéctica de importantes nudos de significación adscritos a la antigua cosmovisión aymara así lo corroboran, más aún tratándose de comunidades mestizas altamente hibridizadas. La faena, indistintamente abordada por hombres y mujeres (hoyadura e introducción del tubérculo, respectivamente), no sólo da cuenta del dualismo que transversaliza dicha cultura en todos sus frentes de expresión, sino que apela a una igualación cualitativa de los roles tradicionales de género, anulando transitoriamente la llamada 'división social del trabajo'. Con todo, los aspectos simbólicos más sutiles vienen dados por la performance en los órdenes de la música y la danza (cabe aclarar que tanto el género musical como la plantilla coreográfica toman el nombre del evento); así, la simetría que se observa en la estructura y flujo del canto (montado sobre un sencillo planteamiento melódico de preguntas y respuestas con arreglo a un patrón rítmico cuaternario), remite a la atávica necesidad de equilibrio que la visión de mundo aymara reconoce como uno de sus ejes fundacionales. A diferencia de la concepción occidental.

desbordaron talento

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D esde las 11 de la mañana de ayer, el Parque Ibáñez se llenó de coloridas danzas, interpretadas por alegres escolares del Daem que se reunieron para poner fin a la Semana Artística.

Este encuentro, organizado por el Consejo de la Cultura, tuvo como objetivo llevar el arte a diferentes establecimientos escolares.

Los primeros en salir al escenario fueron los músicos de GM Jazz Band, a cargo del profesor Richard 'Trompeta' Rodríguez, quien tiene a cargo la formación musical de la agrupación conformada por 30 alumnos de cuarto a octavo básico.

'Siempre es un orgullo que nos inviten a estas actividades. La banda tiene un formato de Big Band esto quiere decir que posee 4 secciones, como saxofones, trompeta, trombón y la sección rítmica, donde está el bajo la guitarra el piano y la batería', explicó el director de GM Jazz Band. Luego fue el turno de los alumnos del colegio Finis Relmu, quienes bailaron el tema de la película 'Grease Brillantina' e interpretaron una danza con lenguaje de señas. También hubo tinku, danza paraguaya, música a cargo de la banda de bronce de la escuela D-21, entre otras expresiones artísticas.

Los establecimientos que participaron de esta muestra escolar fueron la Escuela Francia D-6, Colegio Fines Relmu, Colegio Alta Cordillera, Escuela D-12, Escuela D-24, Colegio San Marcos (invitados especiales), Liceo Artístico, Escuela América, Escuela Luis Cruz Martínez D-16, la Escuela D-21 y el Liceo Agrícola . J