Un ambiente con caracteres más bien enrarecidos ha comenzado a producirse poco a poco en el país. En el último tiempo se ha venido observando, muy especialmente en el ámbito político, un evidente recrudecimiento en la polarización de las ideas y de los ánimos que, en definitiva, poco o nada contribuyen a construir el Chile de mañana.
Desde la tristemente célebre imagen de la retroexcavadora que destruiría todo prácticamente para partir de cero hasta opiniones que diagnostican para los años venideros un total y absoluto fracaso, las discusiones han adoptado los más variados matices.
En este escenario es conveniente enfatizar la idea que, desde cualquier punto que pueda ser vista la realidad, es necesaria la participación de todos en la construcción del futuro o, enfocado el tema desde otro punto de vista, la condena absoluta a una política de aplanadora. El debate responsable y con altura de miras es un elemento fundamental que nunca hay que dejar de lado. Subrayemos, en primer lugar, que Chile es un país en que efectivamente las instituciones funcionan, con tres poderes del Estado que cumplen sus funciones y garantizan un camino serio hacia el futuro y que tienen clara su misión.
Por otra parte, son personeros de Gobierno los que se encargaron de deslegitimar la imagen de la retroexcavadora e instalar la idea de la participación de todos, que no necesariamente será un sinónimo de consensos, pero que sí es dable esperar que se constituya al menos en una apertura para escuchar opiniones y adecuar planes si esas opiniones son válidas para caminar hacia los principales objetivos que el Ejecutivo persigue. Aún más, en el propio tema de la reforma tributaria, son personeros de Gobierno los que se han encargado de señalar que lo que están buscando es allegar a las arcas fiscales los recursos necesarios para llevar a efecto las políticas sociales anunciadas y que si surgen ideas mejores, serán acogidas.
Es pertinente, entonces, hacer un llamado al diálogo franco, a debate racional y constructivo que permita estructurar bases sólidas para un mañana mejor y erradicar la exacerbación de confrontaciones polarizadas, desde un lado y otro, casi siempre cargadas de descalificaciones que a nada llevan.