Joven de 25 años llegó hasta el Morro con su hijo de dos años para lanzarse, aunque el menor resultó ileso.
Veintitrés pasos más al norte desde donde la última víctima se había lanzado hace cuatro días. Ahí estaba el cuerpo sin vida de la segunda mujer que por esas cosas que sólo ellas supieron, escogieron la segunda semana de mayo para lanzarse desde la cima del Morro.
A las 4 de la tarde de ayer, Natalia Romina Klinger Vargas llegó hasta el sector de la ladera poniente del peñón junto a su pequeño hijo de dos años, desde donde cayó al vacío, encontrando de manera instantánea la muerte. Pero fue un testigo que logró divisarla minutos antes de la fatal decisión quien habría evitado que la tragedia fuera mayor, ya que logró que el menor quedara a salvo, en manos de Carabineros.
"La víctima llega hacia la cima del Morro junto a su hijo de aproximadamente dos años, el que finalmente permanece a salvo y dejado al cuidado de su abuela materna. Las diligencias continúan para determinar si finalmente el propio testigo rescató al menor antes de que se lanzara o la joven dejó de lado a su hijo para luego atentar contra su vida", explicó el comisario Carlos Bartheld, jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI, unidad que llegó luego de Carabineros de la Primera Comisaría y de peritos del Laboratorio de Criminalística.
Yolanda Batista fue una de las que conoció bien a la joven de 26 años.
Ella estudió peluquería con Natalia en el Salón de Belleza y Academia Maggie, de General Lagos al llegar a 18 de Septiembre.
"Los años que fuimos compañeras me di cuenta de que era de esas muchachas que tenía sus dotes artísticos. Cantó varias veces en las Noches de Boulevard y vez que asistía a clases, se las daba de colombiana, hablando y bailando como nacida en ese país", explicó. J