Secciones

Evacuación de adultos mayores

E-mail Compartir

Cuando me están entregando el comprobante comienza a moverse el piso y a tiritar las paredes del kiosco, suenan unos petardos y al mirar en dirección al ruido alcanzo a divisar encima de mí a los cables balanceándose fuertemente y al tocarse cueteaban relampagueando y tirando chispas que iluminaban esos segundos impresionantes ¡Cuidado, salga de allí, protéjase acá! No hice caso, sabía que en la casa había quedado mi señora y mi madre de 88 años... más menos trescientos metros de la orilla del mar. De pronto me encontré corriendo como los sapos siguiendo los movimientos del sismo: A mi costado izquierdo chillaban por los ventanales unas mujeres histéricas, por unas rejas se descolgaban personas que no alcanzaba a ver?, en realidad no se veía casi nada, todo estaba obscuro, corría de memoria guiado por el hecho que siempre recorro los mismos espacios; corrí siete cuadras sin detenerme lo que para mi edad es algo extraordinario.

Al llegar a mi población y luego de desahogar las náuseas me doy cuenta que ya no tiembla, que no hay luces de vehículos a pesar de ser un sector populoso y al fijar la vista en la entrada de mi pasaje veo aparecer dos figuras semi agachadas iluminándose con una lámpara: Eran ellas, sí, pegaditas avanzaban al tranco de la viejita ¿Cómo puede salvarse una adulta mayor que apenas camina y la samaritana que se queda para ayudarla? ¿Cuáles eran las posibilidades...? Sin detenerme les avisé que se devolvieran, entré a la casa, saqué las llaves del vehículo, lo hice funcionar, levanté en vilo a la ochentanera y la "deposité" en el asiento trasero. ¿Qué no debía arrancar en el auto? ¡A la cresta! Cuando salía me fijé que atrás mío no se veía luz alguna, ¡eramos los últimos que salíamos del hoyo costero! Menos mal que no tenemos sirenas... Con su bocina el pánico se hubiese quintuplicado considerando que las autoridades en Arica habían publicitado un mapa de inundabilidad que alertaba sobre olas que cubrían casi toda la ciudad. La gente asustada huyó a las partes altas ¡Arrancaron a los cerros hasta los vecinos que viven a su lado! Bastaba con la evacuación de quienes viven en el borde costero.

Urge edificación de altura allí que reemplace a las chatas viviendas actuales. En la misma edificación vivirían los dueños actuales y otros por cierto: ¡Es una inversión! Con una azotea para que los moradores hagan una segura evacuación vertical y no una incierta peligrosa huida horizontal. ¿Cuál es la lección que aprendió la autoridad y los que lideran la región? Esperaremos que mueran los moradores del borde costero para iniciar construcciones de altura preparadas para el caso? ¿Comprarán sirenas para alertarnos después de que la misma naturaleza nos alerte? ¿Quieren que vengan turistas? Pues denles algo especial que vengan a ver y a experimentar. Muéstrenle una ciudad segura cuyos líderes han aprendido a entregar propiciamente el bien común.

Alejandro Yévenes A.