El informe policial dice que todo se originó por una llamada anónima a la PDI, acerca de una clienta que acusaba una mala práctica de parte del veterinario de un recinto médico de calle Blanco Encalada, en pleno centro de Arica.

La mujer denunciaba que por una enfermedad terminal, su perro debía ser sometido a una eutanasia, por lo que se dirigió hasta la Veterinaria Parinacota hasta donde llegó con el ejemplar canino para el procedimiento correspondiente.

Pero fue en ese tan particular proceso, que la mujer notó que su mascota sufría más tiempo del que correspondía luego de la inyección letal y antes de su deceso, por lo que encaró al supuesto profesional a quien le solicitó su título, lo que el hombre omitió en varias ocasiones, lo que hizo que la mujer dudara.

Por lo mismo tras la denuncia, fueron funcionarios de la Brigada contra Delitos Medioambientales de la PDI (Bidema) los que arribaron al lugar y comprobaron que las sospechas de la clienta eran reales, ya que quien practicaba las operaciones de las mascotas no tenía su título profesional.

Luego de la investigación, y si bien los policías de la Bidema no descubrieron tarjetas de representación falsas ni recetas médicas con el membrete de la profesión usadas a la mala, de igual forma el hombre fue detenido por el delito de Ejercicio Ilegal de la Profesión, aunque luego, y por orden del fiscal de turno, quedó en libertad y citado a declarar. J