A propósito de Semana Santa
Pablo VI en su encíclica sobre el progreso de los pueblos: "El desarrollo, es el nuevo nombre de la paz", indica que la paz no es el pacifismo, ni la ausencia de guerra, ni el equilibrio entre los adversarios, sino el fruto de la justicia y el amor entre los seres humanos y entre los pueblos. La paz en la tierra no es, tranquilidad ni resignación egoísta. Y esa paz anhelada, no está presente en nuestra sociedad hoy.
Políticos ambiciosos, sin ética ni moral, que se han fijado dietas ostentosas y vergonzosas, han quitado la paz social. Hasta nuestros concejales, han corrido con la ley en mano, para justificar sus maniobras, para ganar más dinero, en nombre del poder que ostentan, traicionando sus compromisos de servir al pueblo.
Es más, mucho más la paz ausente, en leyes, que protegen a los barrabases, asesinos, traficantes, timadores, asaltantes, que disponen de todo un sistema legal a su servicio mientras, las víctimas deberán arreglárselas solos. Que decir del sistema. Ley AFP, Salud, Ley de rentas, viviendas, mil leyes injustas.
Las hermosos luces de Navidad, más que una tregua, casi nos parecen una falsa forma de vender y vender y capitalizan los comerciantes, pero no promueve la esencia de la paz tan anhelada. Cuando la TV promueve los antivalores y tanta tontera se les ocurre, por el rating, sólo resta seguir soñando, en la otra frase esperanzadora, "ama a tu prójimo como a ti mismo".
Sergio Vásquez Ochoa