Alberto González, alias Tito, ratificó que es interminable. A sus 55 años, el velerista obtuvo la medalla de oro número 26 de Chile -la trascendental medalla que permite al país superar la marca de Medellín- y, para acrecentar su mitología, esta vez la obtuvo en tierra firme: la neblina de ayer obligó a suspender las últimas regatas de la competencia de vela en la clase lighting.

"Es positivo", dijo, inmutable, como si acabara de ganar una medalla continental en relajo. Luego agradeció a sus acompañantes, Cristián Herman y su hija, Trinidad González. Y, posteriormente, al ser consultado por este logro en plena madurez, Tito dio un soplido y señaló: "Yo soy joven, en serio".

Dice que es un joven de mucha edad. O es, confiesa, un vejestorio lleno de juventud. Lo cierto es que el carnet de identidad no le ha causado problemas para alcanzar ningún pódium. A su última medalla suma doce medallas de oro en competencias internacionales. Ha ganado seis veces el mundial de su especialidad. Y resulta invencible en Sudamérica.

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-Por ningún motivo.

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-Esto es pasión. Esto es un gusto. Esto, viejito, es lo que a uno lo hace vivir. J