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Mujeres: una batalla que todas deben ganar

Las artesanías, las innovaciones y los deportes son las armas que las ayudan en su lucha de toda la vida.

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Posiblemente, hoy y durante los días previos a la celebración internacional de la Mujer, ya se haya dicho todo cuando puede decirse sobre las féminas.

Que con su presencia aportan belleza y cariño, que son capaces de hacer muchas cosas a la vez y que hace mucho tiempo dejaron de ser el sexo débil.

Durante estos días se ha destacado hasta el cansancio la labor de madres, amigas, hermanas, hijas y esposas. Se han cantado alabanzas sobre los beneficios del "toque femenino" y se han regalado rosas como muestra de agradecimiento por la labor femenina.

Sin embargo, para Gladys Maluenda, todos estos gestos significan más de lo que ella podría decir con palabras.

La vida de Gladys ha sido dura, llena de pruebas muy difíciles de superar.

Pese a ello, con el tiempo encontró una forma de salir adelante.

Nacida en Andacollo, llegó hasta la ciudad en 1986. Madre de 11 hijos, tuvo un matrimonio poco feliz.

"Era un hombre muy malo. Pero un día se juntó con otra mujer y me puse a trabajar por mis hijos", cuenta.

Sin embargo, aún habían tristes pruebas esperando por ella. En un lapsus de tiempo dolorosamente corto, perdió a 5 de sus hijos.

"Fue un tiempo muy triste, porque no quería hablar. Pero de a poco fui mejorando".

Un curso de manualidades se convirtió en su tabla de salvación. Junto a su hermana Fresia, Gladys encontró esa fuerza que por un tiempo le pareció perdida.

Es por eso que ayer, cuando fue premiada por el Sernam y destacada como una de las mujeres que logró rehacer su vida, se sintió tan emocionada.

"Nunca pensé que me podían reconocer como una luchadora. Estoy muy contenta por eso, fue una sorpresa"; cuenta, muy emocionada. Las coloridas flores que le obsequiaron reposan ahora, alegres, en su living, junto a los materiales con los que crea servilleteros y floreros.

"Me gusta hacer las manualidades, con las cintas y les pongo flores para que sean más fáciles de abrir. También hago recipientes para el té. Cuando llego a la casa, me pongo a trabajar", dice contenta.

Entre cintas de colores y flores de plástico, Gladys pudo recuperar su fortaleza y su alegría. Con ellas a cuesta, el día Internacional de la Mujer se convierte en un símbolo de lucha. No esa que es agresiva y violenta, sino que aquella que se pelea desde el interior y que sólo puede ganarse cuando la vida tiene sentido.

Sin embargo, muchas veces la lucha requiere de aliadas. Justamente eso fue lo que pensó Ximena Ayca una vez que decidió tomar las riendas de una vez por todas.

Con una agenda muy apretada, cuenta parte de su historia, de la que, junto con otras 30 mujeres, se hizo protagonista.

"Mujeres por un futuro Mejor" es el nombre de la agrupación que surgió de un evento desafortunado.

"Me quedé cesante hace un par de años. Estaba buscando alguna alternativa y se me ocurrió que podía reciclar cosas como ropa, zapatos, juguetes y distintas cosas, para venderlas u ocuparlas, para abaratar los costos", relata.

Sin embargo, pronto se encontró con un obstáculo. El reciclaje de ese tipo de objetos, muchas veces es mal visto. Pero así como llegan problemas, nacen soluciones.

"Me empecé a juntar con más mujeres. Pedimos permiso y empezamos a visitar a los vecinos puerta a puerta, para que supieran qué íbamos a hacer", cuenta.

La idea fue tomando forma. Una ferretería entregó algunos de los implementos necesarios, se consiguieron uniformes y pusieron manos a la obra.

"Al final tenemos una cadena, porque si alguna tiene algo que ya no le sirva, se lo puede entregar a otra y ella puede venderlo en una feria o puede ocuparlo, según sea necesario", explica.

Es tal el éxito de las "Mujeres Recicladoras", que han llegado a todas las edades.

"Hay mujeres desde los 17 hasta los 72 años. Trabajamos todas juntas y tenemos muchos proyectos. Ahora queremos empezar con un huerto sustentable para hidroponía y poder cultivar verduras sin cosas químicas", adelanta.

Pero no es lo único. Gracias a diversos cursos, algunas han adquirido nuevos conocimientos, que generosamente comparten con sus compañeras.

"Yo ahora sé de cosmetología, así que con algunas compañeras fuimos a la cárcel, a atender a las internas. Hubo muchas historias bonitas. Conversé con una señora que me dijo que hace más de 15 años que no se podía hacer un manicure o ponerse más bonita. Ese tipo de cosas es importante", relata Ximena.

De sonrisa fácil y palabras amables, Teresa Rojas bromea sobre el día de la mujer.

"Esos son más apretados. Seguro no me regalan nada", dice riéndose. La única mujer presidente de una liga de fútbol sabe que para estar al mando es necesario utilizar mucha psicología. En especial cuando son más de 1.000 hombres que tiene a cargo.

"Yo creo que tengo los genes de mi mamá, que era muy futbolera. A mi no me gustaba, yo jugaba basquetbol, pero de a poco me empezó a picar el bichito", dice la "Tía Teresa", como es conocida en el barrio.

Cuenta que la paciencia y la psicología le han ayudado al momento de su mandato, en el cual lleva 6 años.

"Claro que a veces se admiran de ver a una mujer dirigiendo una liga de fútbol, pero ahora la mujer está más liberada y puede hacer lo mismo que los hombres. Como presidenta, tengo las mismas responsabilidades que tendría un varón", expresa.

Sobre el rudo ambiente del deporte, Teresa es clara.

"A mi no me molesta que griten cosas cuando hay partido al frente mío. Pero si llega otra persona, no lo permito. Hay que ser muy respetuoso".

¿Pero qué tanto sabe Teresa de fútbol? "Yo creo que el día que diga que sé todo sobre algo, entonces voy a tener un problema. Yo no sé todo de fútbol, pero sí sé preguntar todo", dice con innegable sabiduría de mujer. J