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La increíble historia del "Tribilín" ariqueño

Pedro Colón Castro, más conocido como "Don Tribi", nos relató sus peripecias por todo el mundo.

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La historia de Pedro Antonio Colón Castro parece sacada de un cuento de aventuras. Se trata de un hombre de 71 años de fácil sonrisa y la misma simpatía que lo ha acompañado por cada paso de su vida.

Casi por seguridad conoce usted a don Pedro, un iquiqueño que llegó a los 10 años a nuestra ciudad. Tal vez el nombre Pedro Colón no le suena, pero si le comenzamos a hablar del querido "Tribilín", quizás se ubicó un poco más.

"Ahora estoy muy ocupado, es imposible que hablemos", nos dice Don Tribi a eso de las 13 horas, cuando lo vamos a buscar al local de sandwiches "Tribilín" de calle Baquedano.

"No hay problema", decimos nosotros y concordamos en juntarnos a mejor hora. A las 15 horas nos espera en un estacionamiento cerca de su lugar de trabajo y de ahí emprendemos camino hasta un pequeño local donde nos sentamos a charlar acompañados de una bebida.

"Mis padres eran pampinos, descendientes de españoles. Cuando se terminó el asunto del salitre emigramos para acá porque mi papá tenía familia. Ellos trabajan en productos del mar, su hermana era rematadora de pescado", relata el cordial hombre.

Alumno de un olvidado Liceo Coeducacional, Pedro siempre fue amante de los deportes. El básquetbol, el béisbol, atletismo, natación, waterpolo y fútbol eran sus pasiones juveniles. En esta última disciplina destacan los años dorados como habitante de la mítica calle Yungay. En aquellos años, su equipo poblacional tenía como figuras a los hermanos Ferry y a un recientemente fallecido Marino Cuadros.

Tendrían que pasar 35 años para que Pedro dejara nuestra ciudad. El nacido en 1943 siguió a su padre hasta Sao Paulo, Brasil, en un año 1975 donde las cuestiones políticas hicieron dejar el país a miles de chilenos.

"Estuve 20 años en Brasil. Mi papá era medio sindicalista y como yo tenía el mismo nombre que él me molestaban demasiado. Así llegamos a Sao Paulo donde estaba radicada mi hermana".

Con mucho cariño recuerda aquellos años por el país de la samba el tranquilo y alegre caballero. Nos relata dentro de su anecdotario que fue parte del equipo de fútbol "Hijos de Arica", cuadro que representaba a nuestra ciudad en la nación de cracks como Pelé, Ronaldo, Garrincha, entre cientos otros.

"Conocí al Emilio (Ulloa), él jugó con nosotros allá pueh'. Llegaba a mi casa cuando iba a participar en campeonatos de atletismo. Teníamos una barra de puros ariqueños y lo íbamos a alentar. Los días domingo cuando tenía libre ahí jugaba con nosotros".

Sería durante su estadía en Brasil donde el apodo "Tribilín" aparecería.

Llegamos al punto más importante de nuestra plática ¿Cómo nace el sobrenombre de Tribilín?

"Desde chico me decían así por el mismo modo de andar, por el 'geito' mío, lo que significa 'forma'. Todos me decían Tribilín, tenía un montón de sobrenombres más, pero ese era el más conocido".

Si bien antes de comenzar a charlar don Pedro nos advertía que tendría sólo quince minutos para contar sus historias (jugaba Chile ante Alemania en un rato más), inevitablemente el tiempo se hizo corto tras los relatos de un verdadero trotamundos.

Don Tribi retornó a nuestra ciudad en el año 1995 y ahí comienza la historia del local de sándwiches. En su familia ya todos conocían al hombre como alguien muy similar al personaje de Disney y fueron precisamente ellos quienes le pusieron el nombre al puesto.

"Mis abuelos son de Mallorca y yo quería ponerle así. También quise ponerle Pedros porque yo me llamo así, mi hijo se llama Pedro y mi papá también. El otro era San Pablo, por venir de allá. Comencé a llamar por teléfono preguntando cómo querían que se llamara el local".

Como un regalo familiar quedó la broma que Pedro jamás se esperó. El día de la inauguración, al momento de ver las boletas de venta, el padre de familia leyó "Tribilín", era el nombre que sus hijos y nietos habían elegido.

Tres años más tarde aparecería como socio en el negocio quien fuera amigo de toda la vida de don Tribi. José Miguel Rivera, el "Champa", jugó desde niños al lado de Pedro Colón en aquellos partidos en la polvorienta calle Yungay. Al quedar cesante quien toda la vida trabajara en el Ferrocarril Arica a La Paz, fue su amigo eterno quien le ofreció la sociedad.

"Hicimos los papeles, nos pusimos al día y hoy trabajamos juntos", nos cuenta el hombre.

El talento de toda la vida del Tribilín fue el básquetbol. Seleccionado juvenil en sus tiempos, hoy sigue jugando en las senior de nuestra ciudad.

Un evidente dolor de rodilla del entrenamiento del martes lo delata. Los años no pasan en vano. Sin embargo, las ganas por encestar jamás desaparecieron.

"Yo practicaba harto básquetbol en Sao Pablo. Jugaba todos los días. Allá hay gimnasios por montones. Me esperaban para jugar y cuando me veían decían 'ahí viene el chileno'".

Un metro 80 midió en su mejor época Pedro Colón, algo que en nuestros días puede considerarse bajo.

"Cuando empecé a jugar era un poco grande, pero ahora la estatura de los jóvenes la embarró. El pollo dicen, las hormonas".

Como conocedor, don Tribi sabe los problemas que enfrentan los basquetbolistas locales quienes no cuentan con una cancha.

"He estado en Francia, en España, en Portugal, y sólo en Arica hay una cancha con dos techos, uno para el sol y otro para las palomas. No se puede jugar ahí, hay que arreglar el Fortín desde hace muchos años. Es el único recinto que hay para el básquetbol". J