El 4 de noviembre de 2012 y ante 14 mil hinchas que repletaban el Estadio Carlos Dittborn, San Marcos de Arica rompía 27 años de una larga historia y conseguía el soñado regreso a la Primera División "A" del fútbol profesional chileno.

Luego de una brillante campaña que llevó al equipo a coronarse campeón de los torneos de Apertura y Clausura de ese año, el cuadro de la región alcanzaba el ascenso automático, lo que desató una fiesta en todos los sectores de la ciudad. Tiempo después, producto de una irregular campaña y de un sistema de descenso que consideraba una tabla acumulada, el cuadro ariqueño sólo permaneció cinco meses en el cuadro de honor del balompié nacional. Tras sufrir una derrota ante Antofagasta, el equipo dirigido por Luis Marcoleta regresaba a la Segunda División, hoy llamada "Primera B".

Pese al anhelo de retornan otra vez al "fútbol grande", la actual campaña ha estado marcada por una serie de cuestionamientos y problemas que, desafortunadamente, se extienden más allá de lo futbolístico. A los malos resultados que mantienen a la escuadra en la penúltima posición del torneo, se suma una serie de problemas administrativos y económicos que hacen mirar con distancia la idea del ascenso.

Si durante el 2012 era frecuente observar cerca de 10 mil espectadores en cada encuentro que el equipo disputaba de local, hoy esa cifra apenas bordea los dos mil, situación que -a juicio de la dirigencia- hace difícil sostener el valor mensual de la planilla y otros costos de operación como viajes y el arriendo del Carlos Dittborn.

Ante este escenario, es indispensable que la dirigencia y los sectores identificados con los colores celestes busquen estrategias que puedan revertir este mal momento y enfrentar el futuro con objetivos claros que permitan reverdecer el sueño de competir en la Primera División "A".

En ese sentido, sus seguidores tienen un rol fundamental: asistir al estadio y alentar al equipo, ahora es cuando más lo necesita.

Luego habrá espacio para críticas y balances.