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Festival de Viña

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Han surgido muchas declaraciones de las buenas y de las otras ante la lluvia de festivales a lo largo del país, en realidad "son como muchos", pero la verdad es que si se analiza lo que significa la palabra festival, en palabras simples, es una fiesta, por lo que es natural que cada comunidad tenga la suya, a su manera, que invite y premie a quien quiera, por lo que es muy difícil poder compararlos entre sí, algunos solo viven un verano, otros se acomodan a las circunstancias, también están los que se autodenominan de raíces nacionales y terminan bailando al ritmo de "las tumbadoras" y los que hacen grandes esfuerzos por traer artistas que ya estaban escribiendo sus memorias o contándoles sus "recitales" a sus nietos, eso es una cosa, otra muy diferente es cuando hablamos del Festival de Viña del Mar, pero cuidado, también él tuvo sus comienzos bien domésticos, el tiempo, la experiencia, las personas le han dado la imagen que tiene hoy en el mundo musical, desde sus comienzos ha tenido jornadas memorables, otras para olvidar, otras para destornillarse de la risa, digamos que ha sido como la vida misma, en unos días Viña tendrá festival, con un monstruo "ni ahí", una parrilla recargada de "experiencias", muchas repeticiones de plato, obviamente los desconocidos de siempre, pero se nota que intentarán revivir al "monstruo", para lo cual le ofrecerán una variada carta de humoristas, en resumen, cada festival tiene identidad propia, son incomparables entre si y lo único que persiguen es ser verdaderas fiestas para todos…

Luis Enrique Soler Milla

Pelea en el carnaval

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Me dirijo a Ud. con la sola intención de corroborar su noticia sobre una riña en el carnaval. La única verdad como afectada directa es que es cierto que dos personas se vieron involucradas en una trifulca con carabineros, pero la tercera persona, siendo mi esposo, fue en defensa mía, dado que al grabar en mi celular la golpiza de carabineros a las personas -y digo golpiza por que eran ocho carabineros golpeando a un joven- un carabinero motorizado me botó el celular de las manos y empujándome con mi hijo en brazos, me arrastró rompiéndome la polera.

Al ver esta situación mi esposo, que estaba comprando y en el momento llegó, se ofuscó y agredió verbalmente al uniformado. En ningún momento acción directa contra él, sin golpes, a lo cual lo tomaron tres carabineros y lo arrojaron al suelo, estando esposado uno de estos pasó su moto por su pierna, la cual quedó con daños y otro golpeándolo en los tobillos con sus botas, pero en fin. La idea es aclarar esta situación y darse cuenta que esto fue comenzado por ellos, contando su propia versión en los juzgados, justicia todos por igual.

Lilian Faúndez Veas