Comparsas buscan bebidas, agua mineral y comida para soportar la espera.
Antes de que el público pueda disfrutar de toda la fuerza y el colorido del carnaval "Con la Fuerza del Sol", los bailarines y músicos esperan pacientes.
Sin embargo, el calor de la jornada, sumado a los trajes de gran tamaño y las largas horas de baile que se vienen por delante representan todo un desafío.
Afortunadamente, un grupo de personas notó que se necesita ayuda para resistir a la fuerza del sol.
Rita Donoso lo sabe muy bien, pues desde temprano en la mañana y a contar del primer día del carnaval, se instaló en el parque Brasil para vender agua, bebidas energéticas y otros productos, pensados especialmente para los músicos y bailarines que, durante horas, harán danzar a la comunidad ariqueña.
"Lo que pasa es que la demora que tienen a veces es mucha, de varias horas. Por eso yo les traigo cosas para tomar y bebidas energéticas, porque las piden bastante. Sobre todo los músicos", comenta Rita, quien además, cuando cae la tarde, trae sandwiches para las comparsas que salen en la tarde.
Carolina Alarcón se instaló pro primera vez en el parque Brasil para vender refrescos a las comparsas.
"Los que más comprar agua y bebidas son los músicos", comenta. En la segunda jornada se arriesgó a llevar brochetas para ofrecer a los bailarines.
Omar Meza y Hermelinda Mamani también saben atender a los músicos, a pesar de estar en su primer año ubicados al inicio del recorrido.
"Los músicos compran muchas bebidas, así que son días bastante buenos. Me gustó más trabajar en este sector que al final del carnaval, porque no está tan lleno. Sin embargo, mientras los bailarines no paren, nosotros tampoco", explica Omar, quien se instaló con el pequeño negocio cerca de las 10 de la mañana.
Efraín Toledo y Feliz Calle, integrantes de la comparsa "Corazón de Jesús", dan fe de lo útil que resulta para las comparsas disponer de negocios para abastecerse mientras esperan.
"Lo que más compramos son bebidas y cosas para tomar, porque hace mucho calor. Cuando terminamos de bailar, también se puede comprar comida, porque terminamos con hambre", cuenta Efraín. J