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Denuncia accidente por trabajos de sanitaria

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El jueves 6 de febrero, a eso de las 23:26 horas, Dany Herrera Ugarte, repartidor de pizzas tuvo un accidente, estaba en reparto transitando por Capitán Ávalos con Joaquín Aracena, a la altura del centro del adulto mayor de la Municipalidad. Cayó en un hoyo que dejó Aguas del Altiplano señalizado con un carrete de madera, un palo de escoba y un polerón rojo (que se encuentra en nuestro poder). Tuvo suerte de que el jeep que venía detrás lo esquivara, los vecinos comentaron que momentos antes del accidente se escuchaba como frenaban en seco los vehículos que transitaban por ahí, llamaron a Carabineros y les dijeron que tenían que llamarlos cuando hubiese un accidente, y así fue en el momento... se llamó a Carabineros y a Aguas del Altiplano. Aguas del Altiplano acudió enseguida y señalizó el lugar con dos tambores, los cuales hasta ahora dificultan el tránsito y la visibilidad de la señalización por parte de los vehículos que transitan ahí.

Dany fue ingresado a la Posta y luego trasladado a la Clínica Arica con diagnostico de posible fractura de cráneo.

Me gustaría que apareciera la denuncia o la noticia en el periódico de la ciudad antes de que ocurra un nuevo accidente con peores consecuencias, considerando que aún no se sabe qué secuelas tendrá producto del accidente.

Sandra Navarro

Precarias condiciones del paso Chungará

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El complejo Chungará, en la frontera con Bolivia, está a 4.800 msnm. Lugar inhóspito, sin una posta de emergencia y por lo tanto sin paramédico. No existe un restaurante, ni baños para los pasajeros. A eso se suma, que funciona desde las 8.00 horas y quienes tienen "la desgracia" de llegar a las 5, 6, 7 A.M. deberán soportar temperaturas que llegan hasta 20° bajo cero, con una terrible falta de oxígeno por las alturas y bajo esas condiciones la puna hace estragos en las personas.

Lo anterior, lo señalo con propiedad, porque una vez cruce la frontera camino al vecino país. Lo único con vida mientras semi congelados esperábamos que atendieran, fue un joven que vendía mates de coca y pare de contar. Más de dos horas de "sufrimiento estoico", los varones salían al desierto a orinar, las mujeres, creo que debían soportar.

Cruzamos la frontera y a 300 metros, un sencillo pueblito boliviano. Allí habían restaurantes funcionando a todo dar, era la vida misma y el tomar aires, un café caliente, una atención ágil, nos devolvían el ánimo.

Allí hace falta la presencia municipal, al menos con letreros de advertencia, so riesgo de sancionar duramente, para los incultos que tiran basura sin conciencia.

Sergio Vásquez Ochoa