Según la Constitución Política de nuestro país, la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, es decir, en ella se generan relaciones insustituibles y que permiten proyectar el destino de las nuevas generaciones; sin embargo, las interacciones que se producen al interior de este núcleo no siempre son las deseadas, situación que ha llevado a los Estados a elaborar una serie de medidas destinadas a proteger la integridad de cada uno de sus integrantes.
Uno de los conflictos más preocupantes en ese ámbito es la violencia intrafamiliar, fenómeno que en los últimos años se ha hecho más explícito y ha marcado la agenda de las autoridades, sobre todo de aquellas enfocadas en la protección de la mujer, de los ancianos y de los niños.
Chile no se ha marginado de este complejo problema y desde el año 2005 implementó una ley que, además de sancionar a los infractores, busca prevenir y proteger a las víctimas de este lamentable flagelo que ataca sin distinguir condición social o económica.
Según el Boletín Anual del Ministerio Público, durante el año 2013 ingresaron a la Fiscalía Regional de Arica y Parinacota más de 2 mil delitos de violencia intrafamiliar. De ese total, 1.080 se relacionaron con lesiones, 715 con amenazas, 200 con maltrato habitual y 51 con desacato, entro otros.
Estos hechos, sumados a los 40 femicidios registrados durante el año pasado en todo el territorio nacional, hacen suponer la necesidad de potenciar las acciones destinadas a prevenir tan complejo problema, sobre todo cuando se trata de episodios que ocurren intramuros y que por ello son de difícil intervención.
Junto con destinar más recursos para combatir el problema, es necesario que se multipliquen las campañas preventivas y de educación, especialmente aquellas que apuntan a generar una denuncia oportuna, esto considerando que se trata de un problema que, de no hallar atajo oportuno, suele ir en aumento.
La protección familiar no es una tarea excluyente de las autoridades, sino que es una obligación de todos quienes formamos parte de la sociedad.