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Noche digna en Arica para los que la necesitan

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Así comenzó hace casi diez meses la recuperación de Julia Villagrán (52) en la Hospedería Noche Digna, del Plan Calle del Ministerio de Desarrollo Social en Arica, en el corazón de la población Juan Noé. Antes de ello, su vida estuvo marcada por el dolor. Y el desamor.

A sus 28 años, ya estando casada y siendo madre de una pequeña hija (pronto nacería su segundo hijo), Julia perdió a sus padres.

Todo lo que vino después tuvo que ver con ese despeñadero por el que cayó su vida, de donde le resultó imposible trepar para retomar el camino que había trazado junto a su esposo, allá en Iquique.

"Comencé a beber y no me detuve más, mi marido me internó, me hicieron miles de tratamientos, me operaron, y jamás pude recuperarme. Esto fue causado por la depresión que me produjo la muerte de mis padres. Perdí todo por el alcohol", cuenta.

A los 31 años nació su segundo hijo. Pero ella continuó sumida en el alcohol.

Pese a que su estado anímico no era el mejor, se armó de valor y viajó a Arica a hacerle compañía a una hermana enferma, tan o más enferma que ella misma.

"Ella está muy mal, yo no podía hacer nada si no bebía; terminé peor y toqué fondo. Un día me dije que en esas condiciones yo no le servía a nadie y abrí la puerta y le anuncié a mi sobrina que me iba a la calle…", se emociona cuando relata el salto al vacío que dio para salir del infierno.

En casi diez meses de ayuda psicológica y acogida en el cálido ambiente de la Hospedería Noche Digna del Plan Calle, su vida dio el vuelco que ella tanto esperó.

"Ahora estoy viajando a Iquique y me he reencontrado con mi marido, mi familia al fin creyó en mí y están dándome una oportunidad; no pienso perderla. Me siento linda y he recuperado mi autoestima", dice, ya consciente que el regreso al hogar se avecina.

"Mi familia ha visto el esfuerzo que he hecho, y lo valoran. Cuando fui a Iquique lo hice con el temor de encontrar a mi marido con otra persona, y tendría que haberlo aceptado porque yo fui la que provoqué eso, pero no fue así y ahora estamos pololeando; ya son 32 años juntos".

Pero Julia también tiene sentimientos encontrados con el futuro. "Cuando me voy de aquí lo hago llorando porque me han dado mucho, todos me ayudaron, cuando vuelvo acá (a la hospedería) no me quiero ir".

La de Julia -tal como la de la viñamarina Eliana Trujillo (52), quien llegó desde el barrio Forestal a recorrer el norte "hasta Calama y de ahí a Arica vendiendo parches curita" hasta que la droga la atrapó y la tuvo varias veces al borde del suicidio- es una de las miles de historias narradas por sus protagonistas en medio del patio, o en el comedor, o en los dormitorios compartidos en los casi dos años de existencia de la Hospedería Noche Digna, programa ejecutado en Arica por la ONG Corfap, y financiado por el Ministerio de Desarrollo Social -más algunas donaciones de otras instituciones, como el CFT de Tarapacá-, cuya característica es la de ser una institución de acogida transitoria, por un plazo de hasta tres meses, y no como un lugar de permanencia definitiva.

Su director, es el asistente social Juan Fernández Guzmán, uno de los que primero toman contacto directo con las historias humanas que se viven en su interior, como la de Julia, y su larga estadía.

"Ella tiene un proceso de rehabilitación que ha presentado muchos avances. Frente a eso tomamos la decisión de aplazar su estadía aquí; lo importante es que el programa sirvió para que ella no permaneciera en la calle y se recuperara. Hoy ella está regresando a su casa".

"Nos enfocamos en las personas en situación de calle y en pos del mejoramiento de su calidad de vida; buscamos su protección, la promoción de su vida y la prevención; estamos lejos de ser un antro de delincuentes y adictos, tenemos una muy buena relación con el medio y la población en que vivimos", afirma Fernández.

El programa también acoge a otras personas con diversas necesidades. "En este momento tenemos una familia compuesta por los padres, tres hijos menores y una madre adolescente. En su caso, el padre quedó sin trabajo, ellos vienen de Iquique y aquí no pudieron cumplir las expectativas con que llegaron y cayeron en situación d vulnerabilidad social, y quedaron en situación de calle, por eso los acogimos", explica Fernández.

Respecto al mecanismo utilizado por ellos para filtrar las historias, Fernández explica que por lo general, trabajamos con derivaciones, más que por demanda espontánea. Esta familia (la de Iquique) fue derivada por Acción Social de Dideco. En ocasiones recibimos familias que nos envía la Gobernación, o la propia Intendencia, y también hemos tenido familias extranjeras en su calidad de refugiadas", sostiene el director.

El objetivo de la institución -que cuenta con un equipo de 15 personas con experiencia en el área social, monitoras- "es entregar alojamiento temporal y servicios básicos para personas en situación de calle, que complementen la oferta instalada estableciendo oportunidades diversas orientadas a la superación para esta población". J