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La incertidumbre de esperar el fallo al otro lado de la frontera

A un día de la resolución de La Haya, chilenos residentes en Tacna y peruanos en Arica, relatan su vida.

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A sí como el desamor es el gesto que define a la indiferencia, la incertidumbre es la actitud que -a 24 horas de conocerse el fallo de La Haya- mejor define el sentimiento que por estos días ronda los corazones de los chilenos y peruanos a ambos lados de una frontera semi imaginaria, a no ser por las dos aduanas que burocratizan la natural fluidez entre dos pueblos.

Quizás a partir de la disconformidad de uno y la algarabía del otro, mañana el pasado, el presente y el futuro de estas localidades comiencen a narrarse de una forma distinta, luego que sepamos qué tanta indiferencia y qué tanta incertidumbre quedarán flotando en el ambiente fronterizo.

Lo cierto es que hasta hoy la vida de los chilenos residentes en Tacna, y la de los peruanos radicados en Arica, continúa al margen de todo tipo de especulaciones, desde las más apocalípticas hasta las más insólitas; desde los relatos más fantasiosos, hasta los más extremos: que se va a cerrar la frontera, que se pondrá término a las relaciones diplomáticas, que uno de los dos no va a respetar el fallo, que se confiscarán las propiedades de chilenos y peruanos, y un largo etcétera más literario que real.

Salvo por la natural incertidumbre de la instancia histórica , lo que más preocupa a los trasplantados en cada lado de la Línea de la Concordia es si por fin la sentencia va a ser capaz de cerrar un capítulo pendiente de la historia de ambos países.

La familia de Elsa Reyes (71) se radicó en Tacna hace más de 30 años. Sus hijos Pablo Prado Reyes (43) e Irma Faúndez Reyes (51) lo evidencian en su acento. Elsa también tiene otros dos hijos nacidos en Perú. Uno es conductor de camiones y el otro es abogado.

"Mi madre se casó con un peruano y nos vinimos a vivir acá; también estuvimos en Arica, Lima y Arequipa", explica Irma, quien nació en Santiago producto del primer matrimonio de Elsa. "Yo nací en Arica, llevo 25 años en Perú, estoy casado hace veinte años con una peruana; mis hermanos nacieron acá, así como todo el resto de la familia", añade Pablo.

"Hay tantas cosas que se dicen, sólo queremos la paz; no se sabe qué va a suceder, ojalá que los presidentes se pongan de acuerdo", reflexiona Pablo en relación al fallo de mañana. Él asegura no haber tenido mayores problemas por ser chileno. "Cuando recién llegamos nos decían las típicas cosas, algunos insultos, nada más, pero ahora ya no; la gente nos acogió muy bien", explica Pablo.

Irma cuenta que cuando estudiaba la secundaria en Lima se sintió un poco discriminada. "Luego hice mis estudios superiores en Arequipa y me casé allá. Mis tres hijos nacieron acá y aunque el cariño por Chile siempre se mantiene y las miras son de volver alguna vez, igual uno se siente acogida por este país. Ojalá que no pase nada y todo se solucione de la mejor manera, es lo queremos de todo corazón", dice Irma.

A los pies de la casa de los Prado Reyes, en medio de la villa Panamericana, en la salida sur de Tacna, se ubica el restaurante D' Rumi (de piedra), cuyos propietarios también tienen raíces chilenas.

"Dejamos Arica hace cuarenta años. Eran tiempos difíciles y mi madre se sintió insegura en Chile, yo tenía 16 años y nos vinimos para acá; ella es prima de la concejala Elena Díaz (actual edil ariqueña)", relata Yary Cornejo (56). "Nos radicamos en Tacna junto a mi hermana, quien ya falleció". Yary se casó con un peruano y tuvo dos hijos y se hizo cargo de los tres hijos de su hermana. "En Perú me he sentido integrada, es un país maravilloso, tengo muy buenos amigos; respecto a lo del fallo no tengo temores, somos países civilizados, Tacna y Arica se necesitan mutuamente; no creo que haya problemas, hay tantos chilenos acá y otros tantos peruanos en Arica. No va a haber ningún problema, se va a llegar a una buena solución", afirma confiada.

Otra chilena con años en Tacna es Erna Silva (71). "Nací en Valdivia y en 1965 nos vinimos a Iquique, allí pasamos 15 años, luego nos radicamos en Arica y de ahí a Tacna. Aquí me casé y nacieron mis tres hijas", cuenta mientras su esposo Humberto Vaccaro se afana en buscar algunas fotografías de las visitas chilenas que suelen recibir en su casa.

"Los dos países están súper mal, si había diferencias tendrían que haberlas arreglado en familia, esto no es bueno; estoy preocupada, tengo mi familia aquí y no me gustaría tener que dejarla", asegura Erna.

Su hija Jacqueline (45) asegura tener el corazón dividido. "Mi madre es chilena y mi padre peruano, prefiero no opinar mucho. Eso del pleito vamos a acatar lo que decidan las autoridades, no pienso que haya guerra, los tiempos no están para esas cosas; siempre hay gente desubicada que te dice algo, pero acá no se nota tanto, en Lima es más evidente. Somos pueblos vecinos, vivimos demasiado cerca como para que nos enemistemos", sostiene.

En pleno centro de Tacna, en calle Junín, a pasos de avenida Bolognesi, hay una óptica cuyo letrero delata la presencia de "un chilenito". Se trata del sambernardino Carlos Alberto González, quien luego de un largo periplo que incluyó una pasada por Arica arribó a Tacna detrás de la artesanía local. Allí se casó y hace algunos años abrió su negocio, conocido como "El Chilenito". Con su esposa Sory Fabres ya tienen dos locales.

"Conocí Perú en 1981 y no me agradó, volví en 1995 y ahí me gustó y me quedé. Tengo tres hijos y me siento muy bien acá; lo de La Haya no me preocupa mayormente, hay que tomarlo con tranquilidad, esto viene de mucho tiempo, es algo que se tenía que solucionar sí o sí, es algo que fue quedando pendiente; esto nos va a ayudar a tener mejores relaciones, yo no he tenido ningún problema, tengo clientes de Chile de todos lados y no van a dejar de venir. Acá no se vive esa tensión que se cree. Llegó el momento de decidir lo que estaba pendiente; será mejor para todos", dice Carlos.

"Yo me casé con un hombre, no con un país", dice la esposa de Carlos, en relación a alguna alusión a su nacionalidad. Y agrega: "Los dos hemos salido de abajo; él trabajaba, en una minera en Chile pero yo preferí que estuviera acá con nosotros; los dos salimos adelante juntos. Espero que la solución sea lo mejor para ambas partes; para ser buenos vecinos, hay que tener buenos límites, lo que se decida espero que se cumpla; hay gente ignorante en todos lados, preferiría que ese día (el lunes 27) él no fuera a la tienda, hay gente que piensa que nuestro dinero termina en Chile, eso es absurdo", dice Sory.

Mauricio y Luisa empezaron a viajar a Arica hace algunos años. "En esa época traíamos mercadería, luego la vendíamos y nos regresábamos a Tacna", cuenta el hombre que trajo el nombre de la pastelería tacneña del Pasaje Vigil. Hace seis años abrieron la primera pastelería "Verdi" en Arica y hoy ya tienen tres locales. "Para nosotros que no estamos metidos en la política existe un temor de que esto del fallo nos pueda afectar; tenemos temor de perder todo el esfuerzo que hemos hecho en instalar este negocio acá en Arica, que todo quede en el aire, aunque no creo que pase nada. Todo lo que hemos conseguido lo tenemos acá en Chile, es fruto de nuestro trabajo", afirma Mauricio. "En Tacna se escuchan más cosas que acá, allá está más politizado el asunto, pero son cosas ajenas a uno, que sólo se dedica al negocio. Nuestra relación con los chilenos es buena, como en todos lados hay gente dispuesta a hacer problemas, nosotros respetamos a todo el mundo, yo me reúno con colegas del rubro de la pastelería y no tenemos ningún problema; la idea es que los dos países acaten el fallo y que esto pase lo más pronto posible. Eso es todo".

Un temor similar es el que manifiesta Luz, quien lleva cinco años trabajando como asesora del hogar en Arica. "Aquí no he escuchado mucho del tema, no estoy muy informada. En Tacna se habla mucho más, se piensa cosas terribles, que los chilenos van a cerrar la frontera y no vamos a poder pasar. Para mí sería terrible no poder entrar a Chile, aquí está mi trabajo, tengo hijos y una casa que mantener en Tacna; allá se gana mucho menos y el dinero que me pagan acá me rinde mucho más en Tacna; no creo que pase nada, eso espero", explica Luz, mientras barre el antejardín de la casa donde trabaja.

A Julio Reyes Yepes (64) se le puede encontrar a diario en el Terminal Asoagro. Allí se gana la vida vendiendo sus bateas de arcilla y cemento. "Tengo más de cuarenta años en Chile. Mis hijas son nacidas acá", cuenta Julio. "Hay tantos comentarios que dicen que esto nos puede afectar, pero también puede significar más unión; yo lamentaría bastante que fuera algo negativo".

En estos días previos a Julio hasta le hacen bromas. "Hasta el 27, me dicen aquí". Pero él también tiene una opinión definitiva: "No va a pasar nada; he escuchado a los presidentes de cada país y dicen que van a acatar el fallo. También supe que los alcaldes de Tacna y Arica se reunieron y hablaron de mantener la paz. Se dice que van a cerrar la frontera, pero yo no creo eso", concluye.

Para otros peruanos que también se dedican al comercio en Arica, como Sonia Paucor con ocho años de residencia y que hace un par de meses atiende la recién inaugurada amasandería "Peython" en General Lagos en el sector centro de la capital de la XV Región, la experiencia de vivir y trabajar en la ciudad "ha sido buena".

Ella asegura tener buenas relaciones con los chilenos, pese a que "como en todos lados existe gente buena y gente mala, no todos tienen los mismos pensamientos; mayormente dicen que los presidentes han formado un pacto de respeto al fallo, ojalá que no haya más problemas", manifiesta frente a la resolución del litigio binacional.

Su compatriota Paul Plácido Damasco, quien se desempeña como conductor de taxis colectivos entre Arica y Tacna, explica que según entiende "se debe dar cumplimento al fallo tal como se han comprometido los gobiernos, las cosas se van a dar en un marco jurídico; a nivel personal no tengo ningún temor, pues como sabemos Tacna y Arica se vienen complementando a nivel turístico, por lo que el temor es a que disminuya el flujo de turistas. Cualquier cosa negativa sin duda nos afectaría a todos los que trabajamos en esto. Los colegas nos mantenemos al margen de este asunto, es un tema político y no nos compete. La relación laboral es normal y cordial, lo mismo con el público", asegura el conductor mientras recorre los pasillos del terminal internacional en búsqueda de pasajeros con destino a Tacna.

Jaime Bunsen Cruz -un conocido ex futbolista peruano radicado en Arica, quien trabaja en la Oficina de Cultura municipal- también tiene su opinión del anuncio del tribunal de La Haya.

"Esto es netamente político, y por tanto, no pasa más allá de lo que ambos pueblos queremos; en lo único que podría afectarnos sería que la relación se rompa y que cada uno tenga que volver a su casa. En Arica somos más de 25 mil peruanos. Sería un error cerrar la frontera, sería algo ilógico. Este es el momento de gloria de los políticos para aparecer en la televisión, y ellos lo aprovechan. La gente lo tiene claro: esto es político, no afecta a los pueblos", afirma Bunsen.

Al cabo, tanto "chilenos" como "peruanos" residentes en tierra ajena, están convencidos que independiente de la decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, ambos tendrán que seguir conviviendo como lo vienen haciendo desde que estos territorios eran habitados por los pueblos precolombinos. J