Inglaterra sigue conmovida por el exabrupto que le dijeron al chileno.
Los educados ingleses han pasado 48 horas analizando una mala educación. Analizaron desde todas partes el grito emitido por Alan Pardew, entrenador del Newcastle y ex Entrenador del Año de la Premier League (temporada 2011/2012): "fucking old cunt". Y Alan Pardew debió expresar a Pellegrini unas disculpas mediáticas, puesto que en Inglaterra la calentura está penalizada.
- Lo siento. Fui un calentón- dijo a la prensa. Y Pellegrini lo disculpó.
Los medios ingleses han concluido que la frase, originada en un cobro injusto, finalmente se podría traducir como: "Viejo mañoso idiota". Y eso causó un sismo gremial en Chile. Los entrenadores chilenos articularon una férrea defensa: "¿¡Qué le dijo qué!?", amenazó, con la camisa arremangada, Clavito Godoy. Siguió: "¿Y quién es ese Alan, ah?". Cálmese, campeón local de la chuleta, dijimos. Y, al instante, Godoy apuntó a Europa: ""¡Qué se ha creído ese pailón!". Y analizó: "Hay que tener dos dedos de frente para saber que Manuel no es mañoso…". ¿Se refiere a su indesmentible clase? "Naa…¡Cómo Pellegrini va a tener mañas si no tiene barrio! La maña es barrio. No se agarran mañas en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Fue un pésimo jugador y hoy es un hombre muy educado. Hay que respetarlo".
- Ese compadre es educado hasta en el baño.
"Mira, viejito", abrió, con su tono alucinante, Peineta Garcés, "tengo la suerte de haber tratado en reiteradas ocasiones con Manuel. Lo califico como una persona íntegra".
- ¿Es un viejo mañoso, Jorge? "Mañoso no es", dijo Peineta. ¿Y viejo? "No es un treintón, abramos los ojos. Pero no confundamos los conceptos", alegó, "una cosa es ser viejo y otra es gozar de cierta experiencia. Manuel es experimentado".
-No, viejito, para nada. Tiene título universitario, una educación privilegiada. Es un orgullo para la nación.
Eso sí, Garcés cree que las verdaderos pasiones del fútbol se viven por dentro y no desde la televisión. Un garabato, justificó, es parte de la fiesta y la adrenalina. "Yo una vez me agarré fuertemente y a las patadas", admitió. Lo contó con vergüenza: "Sí, mira, me fui a las patadas con un micrófono que estaba en el pasto. Lo hice saltar". ¿El micrófono se burló de usted, Jorge? "Es que el árbitro estaba muy lejos. Es para que veas que en la cancha las pulsaciones están altas". J