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Tráfico de animales: cuando la compañía se convierte en un delito

Ingresan al país en mochilas, encerrados en vehículos o en bolsillos .Y con pocas opciones de sobrevivir.

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M artina fue separada de su casa, después de 15 años viviendo con su dueña. Los chillidos de la monita, perteneciente a la especie capuchino, además del llanto de su tenedora, fueron el registro de un lazo que se rompe.

Doloroso, en realidad. Sin embargo, según la Ley de Caza, los 15 años de amistad entre Martina y la mujer que la tuvo son más que una historia con un final triste. Son un delito.

"La Ley de Caza, en el artículo 22 se refiere a la tenencia de animales de especies protegidas, ya sean vivos o muertos. Y es bastante clara: Para tenerlos, es necesario poseer el certificado de proveniencia, que demuestre cómo y por qué este animal está en el país".

Son las palabras del comisario Pablo Ibarra, jefe de la Brigada contra Delitos Medioambientales.

La historia de Martina tiene un comienzo trágico. La dueña la recibió de unos amigos bolivianos, para ayudarla a superar, en parte, la muerte de un hijo pequeño.

"Entre comillas podemos decir que estaba sana. Pero si uno de estos animales ingresa de forma ilegal al país, jamás se tendrá certeza sobre su origen, su edad, enfermedades o cualquier otro antecedente", explica Ibarra.

La exigencia del certificado de proveniencia es una de las obligaciones que Chile debe cumplir, como miembro del CITES, el Convenio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

El convenio, que agrupa a 179 países de todo el orbe, busca proteger a las especies en peligro, regulando el comercio internacional de los especímenes, ya sea que estén vivos o muertos, además de productos y subproductos.

Chile fue el octavo país en firmar este acuerdo, en el que además se compromete a velar por proteger a las especies de otros paises inscritos.

Las especies mencionadas en la CITES no necesariamente deben ser ejemplares vivos para hacer cumplir el convenio. Las partes, productos o sub productos también son contemplados.

En caso de decomisar alguno de estos artículos, el convenio pide que sean destinados a museos, centros educacionales y, si no queda más opción, destruirlos.

Esto significa que objetos como los quirquinchos disecados, las tocas fabricadas con plumas de tucán o incluso la lana de vicuña pueden terminar siendo destruidos por infringir la ley.

El tráfico de animales, como cualquier otra actividad ilícita, tiene consecuencias. Sin embargo, pobablemente pocas son tan visibles.

"En el control de Cuya, hace algunos años, una mujer trató de pasar 60 aves en una mochila. Estaban dormidas, apretadas y en pésimas condiciones", relata Ibarra. Y es sólo un ejemplo.

Andrés Puiggros, director del Servicio Agrícola y Ganadero, cuenta algunos de los lugares en los que los animales son transportados.

"Definitivamente a los traficantes no les falta creatividad cuando tratan de pasar algún animal. Han puesto serpientes en los motores de los vehículos, en los asientos, en maletas e incluso, los han dormido y los trasladan en los bolsillos", comenta.

No todos los traslados son por tierra. Un barco con más de 400 animales arribó a nuestra ciudad el año 2009, con lo que se disparó la tasa de decomisos.

Mientras que el año 2008 el total de animales fueron 11 y el 2010 la cifra llegó a 21, el 2009 los especímenes requisados fueron 461. Entre ellos, 308 correspondieron a serpientes.

Desde el 2008 al 2013, el año en el que se reportaron menos especímenes ilegales fue el 2012. Tan sólo 4, siendo 3 laves y una tortuga de tierra.

Sara Navarro, veterinara, explicó que existe una diferencia sustancial entre los animales traficados y los ingresados legalmente al país.

"Un animal que entró al país de forma legal tiene mejores posibilidades de adaptarse a su nuevo entorno y sobrevivir. Pero si ingresaron ilegalmente, el riesgo de que mueran es muy alto", acotó.

Sin embargo, el riesgo no es sólo para el animal en sí. Las personas de su entorno pueden verse seriamente perjudicadas.

"El estrés de ser trasladado hasta el país de forma ilegal puede detonar dos cosas: Que el animal se torne agresivo o que sea retraido", explicó la veterinaria Sara Navarro.

En su opinión, ambas características son casi igual de peligrosas. Un animal agresivo será propenso a atacar a los humanos u otros animales.

"Un animal asustado, en tanto, es incluso más peligroso que uno agresivo, porque no sabes cual puede ser su reacción", explicó.

Otra de las formas en las que el estrés de los animales traficados se hace visible es la automutilación. Las aves, por ejemplo, pueden sacarse las plumas por completo.

Pese a los esfuerzos, cuando los controles fallan y se dan casos como el de Martina, el SAG y la Bidema deben tomar cartas en el asunto.

Tratándose de especímenes vivos o muertos, el SAG está facultado para impartir multas que van de las 0,5 a las 25 UTM.

La Bidema, en tanto, puede solicitar penas aflictivas.La sentencia dependerá de factores como la existencia de maltrato animal.

"En ese sentido, es muy importante que trabajemos con la comunidad, pues son ellos los que nos informan de los casos", comentó Ibarra.

La Bidema, a diferencia del SAG, trabaja en conjunto con diversos grupos animalistas, quienes informan casos tanto de maltrato como de tenencia de animales exóticos.

Lo que ocurrió con Martina, sin embargo, pudo evitarse de otra manera.

Teniendo la documentación adecuada, es probable que la capuchino siguiera en compañía de su dueña.

"En Chile se pueden recibir diversas especies, tenemos la capacidad. Pero tiene que ser regulado. de otra manera, es un delito", comenta Ibarra.

Andrés Puiggros, confirma esta posibilidad. La clave es contar con los permisos necesarios. Mientras que la Bidema se refiere al certificado de proveniencia, el SAG habla del certificado de trazabilidad.

"En la tenencia de especies exóticas siempre se revisa el caso a caso. Si una persona realiza una solicitud de tenencia y es aprobada, cuando el animal esté con ella, se le realizarán fiscalizaciones periódicas, para comprobar que se encuentre en buen estado", explicó Puiggros.

Durante este año, sólo se ha realizado una solicitud en la ciudad. La petición es para construir un criadero de catitas.

"En Arica hay gente con tucanes y cuentan con los papeles necesarios. En ese sentido, no tienen ningún problema", explicó Puiggros.

Sin embargo, el que exista la posibilidad de tener especies exóticas de manera legal no significa que todos estén de acuerdo.

La veterinaria Sara Navarro se mostró cautelosa con la opción de mantener animales exóticos en los hogares.

"Si bien es cierto que pueden tenerse animales exóticos legalmente, la idea es no incentivar su compra, porque a pesar de los cuidados, para ellos jamás va a ser como estar en su medio", declaró.

Una opinión similar es la de Macarena Casanga, parte de la directiva de Proda Arica, la agrupación protectora de los derechos de los animales.

"Lamentablemente, los perros, los gatos y otros animales ya fueron domesticados y nos necesitan. Pero estamos absolutamente en contra del enjaulamiento o aprisionamiento de otras especies", declaró.

Casanga explicó que, a pesar de que la tenencia pueda ser legal y cumplir con todos los requisitos, sigue siendo una práctica dañina para el animal.

"Lo sometes a estrés al sacarlo de su entorno y al ingresarlo al país. Ya no volverá a ser el mismo, por muy dentro de la ley que esté", señaló.

La animalista también criticó las medidas adoptadas por el SAG al momento de fiscalizar el ingreso de los animales al país.

"Muchas veces ocurre que al momento de fiscalizar sólo se comprueban los papeles, sin considerar realmente lo que ocurre con el animal. Y esto pasa incluso con los animales domésticos", argumentó. Comentó el caso de dos cachorros que ingresaron a Chile con distemper y síntomas de rabia, aunque esto último se descartó.

"Sabemos que el personal del SAG es reducido y que deben cubrir un terreno muy amplio. Pero si la fiscalización fuera más exhaustiva, no tendríamos casos como el de la mona capuchino. Evidentemente, hace 15 años la jefatura era otra y se han realizado avances, pero aún no son suficientes y tienen que mejorar", advirtió

La mona capuchino, en tanto, sigue en la ciudad. Por el momento, es la única residente en el Centro Operativo del SAG.

Diariamente es chequeada por un veterinario y se encuentra en buenas condiciones, a la espera de ser trasladada, probablemente, a un santuario de primates ubicado en Peñaflor.

"Martina es el único animal que se mantiene hoy en el centro. Durante los últimos años, a lo sumo, se han encontrado dos animales en el mismo lugar, de modo que se encuentren lo más cómodos posibles", comentó el director regionaldel SAG.

Lo que ocurre con los animales vivos, una vez decomisados por el SAG, es el resultado de numerosos estudios.

Dependiendo de las condiciones en las que se encuentre, puede regresar a su país de origen, ser enviado a un zoológico o a un santuario.

"Por eso es muy importante la cooperación que se tenga con los paises vecinos. Siendo una ciudad bifronteriza, y además de países que tienen zonas tropicales, somos una puerta de entrada para el tráfico de toda índole", comentó Puiggros. J