La experiencia para cualquier salvavidas de playa dice que la vista tiene que estar atenta a cualquier anomalía que ocurra en la arena, cerca de un quitasol, en el mar o hasta bajo del mar. Y en esa posición estaba Antonio Alvarado Silva sobre la torre dos de Chinchorro, cuando avizoró a un hombre que intentaba salir a la superficie del mar como podía, después de ser remolcado por una ola tras lanzarse al agua.
Antonio no dudó un segundo y con su colega María Soledad, asistieron a Juan Trigo Castro, un funcionario del Ejército, de 25 años, a quien el mar le había jugado una mala pasada azotándolo contra la arena, por lo que quedó grave, con una fractura en una costilla derecha y un golpe en la cabeza, que lo dejó a punto de perder la conciencia.
"Notamos que intentaba acercarse a la orilla, pero como caminaba tan mareado, nos acercamos de inmediato para prestarle los primeros auxilios con camilla y cuello ortopédico, que es el protocolo, ya que nos decía que no podía respirar bien y que tenía un dolor que de 1 a 10, lo catalogamos en 7", explicó el propio Antonio Alvarado, quien junto a otros compañeros salvavidas de la Municipalidad de Arica y a funcionarios de la Armada derivaron al herido hacia una ambulancia que lo trasladó hasta el Consultorio Amador Neghme.
Desde el propio equipo de salvavidas detallaron que la situación que más les ha causado extrañeza, es que en comparación a otros años, los rescates no apuntan hacia turistas bolivianos, de Santiago o Calama, que es donde no hay playas, sino que a bañistas locales, por lo que si bien dijeron estar bien preparados, llamaron al autocuidado a la hora del baño. J