El tema cobra fuerza en la crianza. Los padres retoman el machismo a la hora de educar.
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Parecía que el siglo 21 traería la igualdad en los géneros, pero el plan ya presenta obstáculos. En respuesta al brote asexuado del movimiento metrosexual surgido a fines del siglo 20, con hombres obsesionados por feminizarse, desde hace unos años ha tomado fuerza el nuevo machista. Unos le llaman el macho alfa, aunque ahora el apodo que recibe es, simplemente, el "neomachista".
Y donde el tema toma mayor consistencia es en la crianza actual. Los sicólogos han observado que el hombre cambió un poco su rol inactivo. Ya no es el tipo que llega del trabajo y exige que le traigan las pantuflas. Hoy el hombre participa en tareas entretenidas: "Hablan más con sus hijos, están más en contacto, y buscan conocerlos", dijo a la prensa el sicólogo Francisco Aguayo, director de Masculinidades y Equidades de Género (EME).
El vacío ocurre en las tareas domésticas: los hombres no han sido criados para lavar la ropa o picar verduras. Y por eso, el neomachista se acomoda en entretener.
"Yo no mudo", cuenta Felipe, un padre reciente, "pero juego a la lucha libre con mi hijo". "Yo le trato de enseñar a pegarle a la pelota", añade Mariano. "Yo no lavo, porque no cacho de máquinas, pero la llevo al columpio todos los días", asegura Mauricio. Todos ellos fueron criados por madres que obligaban a sus hijas a levantar la mesa, mientras los hombres seguían charlando.
La generación anterior es la causa esencial del machista contemporáneo. El 33% de los padres recientes jamás lavó ropa en su vida. Otra causa: aunque la mujer ha ingresado al mundo laboral, su acceso aún es menor en comparación al hombre. El hombre, entonces, por defecto y por el aporte de sus ingresos, todavía siente que es el rey. Ya no exige que le traigan las pantuflas, sólo se pone a jugar con sus hijos, mientras la mujer lava la ropa.J