Secciones

Las mil y un aventuras de Baster, un verdadero "loco lindo" único en todo el mundo

Es el único perro en todo el globo entrenado para encontrar locos. Y es nacido y criado en Arica.

E-mail Compartir

A finales del 2008, Baster era un cachorrito labrador amarillo de apenas algunos meses. Separado de sus hermanos, Braco y Boira, llegó hasta la población Magisterio con una misión: Impedir que cargamentos de locos salgan del país.

Pero Baster no trabaja solo. Rodrigo Iturra es su compañero humano y juntos forman una dupla imparable en Sernapesca.

Sin ocultar su orgullo, a Rodrigo le sobran los elogios cuando se trata de su canino compañero. Su oficina, parecida a las demás, tiene elementos curiosos, como una toalla blanca enrollada y una pelota, esenciales para el trabajo.

"Para elegir a estos perros primero le buscan características de personalidad especiales. Tienen que ser activos y valientes para comenzar su entrenamiento".

A pesar de sus 6 años de edad, bastante tiempo para un perro, el amigo de Rodrigo tiene un temperamento juguetón e inquieto.

Riéndose, el guía recuerda cuando un antiguo director del servicio se encontró con un Baster muy ufano portando una cañería de cobre en el hocico.

"La hizo pedazos. Y ni hablar de las escobas, le encanta morderlas y jugar con ellas.", cuenta Rodrigo.

Ni siquiera la camioneta que llegó especialmente para transportar a Baster se libra de los dientes del can. El freno de mano y el seguro de los cinturones ya fueron probados por la poderosa mandíbula del labrador.

Sin embargo, estas pequeñas travesuras no son más que anécdotas comparado con el talento que el animal tiene en su trabajo.

Son más de 4 las toneladas de locos que Baster ha ayudado a decomisar con su sorprendente olfato. Y para el can no pasa de ser un juego.

"Para él tiene que ser un juego todo el tiempo. Y casi siempre está con ganas de salir. Cuando llegamos al lugar, para motivarlo juego con él un rato, le muestro su juguete y se pone contento. Parte corriendo", dice Rodrigo.

Su entrenamiento comenzó con un aport, un juguete al que se asignó un olor característico. De esta forma, lo que Baster en realidad está buscando es su juguete y no locos.

"Yo le muestro su juguete y finjo lanzárselo. Entonces el se pone a buscarlo. Cuando siente el olor de los locos, rasquetea hasta que yo me hacerlo y le vuelvo a tirar el juguete, para que él piense que lo volvió a encontrar", explica Rodrigo.

El instinto de Baster de buscar frenéticamente su juguete se conoce como "marcación agresiva". Otra opción sería que se sentara a un costado de su entrenador, pero eso es demasiado flojo para él.

Eso se supo hace años, cuando Baster obtuvo el segundo lugar a nivel nacional de un taller de entrenamiento.

Para ello es importante que Baster sienta deseos de jugar. Eso ocurre casi siempre. Pero algunas veces los años le pesan y simplemente no tiene ganas.

"A veces ha pasado que lo sacamos a los controles, y yo le hago la seña, le muestro su juguete y hasta le tiro pelotas. Pero me queda mirando y entiendo que no quiere jugar", cuenta el guía.

Siguiendo los deseos del canino, en ese momento se acaba su jornada laboral. "El día que esto deje de ser entretenido para él entonces se acaba su función", dice Rodrigo. Cuenta que, el día que eso pase, quiere llevárselo a su casa y seguir con su amistad fuera de la oficina.

"El fiato es lo más importante, somos un binomio. Yo sé cuando está cansado o feliz. Y él también me conoce mucho. Sé que es poco objetivo, pero este perro es seco", exclama Rodrigo.

Su amistad comenzó desde el momento en el que se vieron. Siendo el único perro capaz de detectar locos aún en los lugares más recónditos, Baster ha prestado sus servicios en otros puntos del país.

"Pasamos 15 días en Puerto Montt. Él estaba muy feliz. Me acuerdo el día que conoció a las vacas. Las miraba y estaba muy asombrado, seguro las veía gigantes", se acuerda Rodrigo.

Pero no toda la familia se reduce a un grupo humano. El can es un irresponsable padre de 15 cachorritos labradores.

Baster, como si en todo momento supiera que hablan de él se queda quieto y mirando con carita de inocente. Apenas Rodrigo hace el más mínimo ademán de levantarse, el labrador se pone alerta.

"A veces es un poco brusco. Pero le encanta la gente. Cuando saben que es el único perro entrenado para encontrar locos, le toman fotos y el se deja encantado", cuenta Rodrigo sobre el "muñequín", apodo con el que cariñosamente se refiere a él.

"Esperemos que con el tiempo haya más perros entrenados como él, porque es una ayuda enorme".

Pese a que sería muy bueno que más perros pudiesen detectar locos, Rodrigo sabe que se equivoca, porque jamas ningún otro perro en el mundo podrá ser como su Baster. J

Las mil y un aventuras de Baster, un verdadero "loco lindo" único en todo el mundo

Es el único perro en todo el globo entrenado para encontrar locos. Y es nacido y criado en Arica.

E-mail Compartir

A finales del 2008, Baster era un cachorrito labrador amarillo de apenas algunos meses. Separado de sus hermanos, Braco y Boira, llegó hasta la población Magisterio con una misión: Impedir que cargamentos de locos salgan del país.

Pero Baster no trabaja solo. Rodrigo Iturra es su compañero humano y juntos forman una dupla imparable en Sernapesca.

Sin ocultar su orgullo, a Rodrigo le sobran los elogios cuando se trata de su canino compañero. Su oficina, parecida a las demás, tiene elementos curiosos, como una toalla blanca enrollada y una pelota, esenciales para el trabajo.

"Para elegir a estos perros primero le buscan características de personalidad especiales. Tienen que ser activos y valientes para comenzar su entrenamiento".

A pesar de sus 6 años de edad, bastante tiempo para un perro, el amigo de Rodrigo tiene un temperamento juguetón e inquieto.

Riéndose, el guía recuerda cuando un antiguo director del servicio se encontró con un Baster muy ufano portando una cañería de cobre en el hocico.

"La hizo pedazos. Y ni hablar de las escobas, le encanta morderlas y jugar con ellas.", cuenta Rodrigo.

Ni siquiera la camioneta que llegó especialmente para transportar a Baster se libra de los dientes del can. El freno de mano y el seguro de los cinturones ya fueron probados por la poderosa mandíbula del labrador.

Sin embargo, estas pequeñas travesuras no son más que anécdotas comparado con el talento que el animal tiene en su trabajo.

Son más de 4 las toneladas de locos que Baster ha ayudado a decomisar con su sorprendente olfato. Y para el can no pasa de ser un juego.

"Para él tiene que ser un juego todo el tiempo. Y casi siempre está con ganas de salir. Cuando llegamos al lugar, para motivarlo juego con él un rato, le muestro su juguete y se pone contento. Parte corriendo", dice Rodrigo.

Su entrenamiento comenzó con un aport, un juguete al que se asignó un olor característico. De esta forma, lo que Baster en realidad está buscando es su juguete y no locos.

"Yo le muestro su juguete y finjo lanzárselo. Entonces el se pone a buscarlo. Cuando siente el olor de los locos, rasquetea hasta que yo me hacerlo y le vuelvo a tirar el juguete, para que él piense que lo volvió a encontrar", explica Rodrigo.

El instinto de Baster de buscar frenéticamente su juguete se conoce como "marcación agresiva". Otra opción sería que se sentara a un costado de su entrenador, pero eso es demasiado flojo para él.

Eso se supo hace años, cuando Baster obtuvo el segundo lugar a nivel nacional de un taller de entrenamiento.

Para ello es importante que Baster sienta deseos de jugar. Eso ocurre casi siempre. Pero algunas veces los años le pesan y simplemente no tiene ganas.

"A veces ha pasado que lo sacamos a los controles, y yo le hago la seña, le muestro su juguete y hasta le tiro pelotas. Pero me queda mirando y entiendo que no quiere jugar", cuenta el guía.

Siguiendo los deseos del canino, en ese momento se acaba su jornada laboral. "El día que esto deje de ser entretenido para él entonces se acaba su función", dice Rodrigo. Cuenta que, el día que eso pase, quiere llevárselo a su casa y seguir con su amistad fuera de la oficina.

"El fiato es lo más importante, somos un binomio. Yo sé cuando está cansado o feliz. Y él también me conoce mucho. Sé que es poco objetivo, pero este perro es seco", exclama Rodrigo.

Su amistad comenzó desde el momento en el que se vieron. Siendo el único perro capaz de detectar locos aún en los lugares más recónditos, Baster ha prestado sus servicios en otros puntos del país.

"Pasamos 15 días en Puerto Montt. Él estaba muy feliz. Me acuerdo el día que conoció a las vacas. Las miraba y estaba muy asombrado, seguro las veía gigantes", se acuerda Rodrigo.

Pero no toda la familia se reduce a un grupo humano. El can es un irresponsable padre de 15 cachorritos labradores.

Baster, como si en todo momento supiera que hablan de él se queda quieto y mirando con carita de inocente. Apenas Rodrigo hace el más mínimo ademán de levantarse, el labrador se pone alerta.

"A veces es un poco brusco. Pero le encanta la gente. Cuando saben que es el único perro entrenado para encontrar locos, le toman fotos y el se deja encantado", cuenta Rodrigo sobre el "muñequín", apodo con el que cariñosamente se refiere a él.

"Esperemos que con el tiempo haya más perros entrenados como él, porque es una ayuda enorme".

Pese a que sería muy bueno que más perros pudiesen detectar locos, Rodrigo sabe que se equivoca, porque jamas ningún otro perro en el mundo podrá ser como su Baster. J