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Los regalos más esperados para esta Navidad en el sector de El Pedregal Bajo

El agua, la luz y la unión familiar son lo más deseado en uno de los sectores con más pobreza de Arica.

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Son decenas las familias que viven en extremas condiciones de pobreza en el sector de El Pedregal Bajo de Arica. Es en ese lugar, alejado de los servicios básicos, donde el deseo de grandes y chicos para esta navidad va más allá de un celular de última generación o el regalo más top.

En el lecho del río San José cerca del kilómetro dos del Valle de Azapa, esta noche buena no será necesario que Papá Noel, Santa Claus o el Viejito Pascuero llegue con el último obsequio tecnológico, ya que ni siquiera podrían usarlo, debido a que nunca ha existido la energía eléctrica.

Junto a la luz, el agua es otro servicio vital que está limitado para las cerca de 25 personas que componen "la parcela" de El Pedregal Bajo. En las contadas ocasiones en que llega, las moscas, que son muy habituales, copan la superficie de los bidones donde acopian el elemento que les deja el camión aljibe con cierta irregularidad.

En ese sector las familias sólo desean tener una noche buena el día 24 de diciembre y que todas las personas que componen y le dan vida al lugar puedan cenar y compartir en una sencilla, pero necesaria unión vecinal.

Elba Blas, de 20 años, quién asegura que es sobrina de Gabriela Blas (la pastora aymara que se convirtió en la primera beneficiada de la Ley de Indulto General en el país, luego que fuera condenada a 12 años de cárcel por el delito de abandono con resultado de muerte de su hijo de tres años en el altiplano chileno), explica que "el deseo de muchos acá para esos días es poder compartir en familia".

Agrega que "yo como hija, lo único que anhelo para navidad es poder cenar con mi mamá, porque aunque suene tan normal no la veo nunca. Ella trabaja todo el día en la semillera y yo me quedo cuidando y ayudando a mi tía con sus dos hijos".

Elba comenta que ese día lo más seguro es que "las familias que viven en este lugar hagan una vaca y reúnan plata para comprar pollo y bebidas y así armar una gran mesa donde todos podamos estar felices por una rato y cenar en conjunto".

Explica además que los deseos de los niños que viven a diario entre la basura quemada y los animales con infecciones no irán más allá de una pelota de fútbol, que dará lo mismo su calidad, y una Barbie, la cual no importará si es imitación.

Para los cerca de 15 menores que son parte de este lugar lleno de necesidades ese día de noche buena lo único que cambiará "es que obtendrán un par de regalos y que verán comer a sus familiares juntos", sentencia Elba. Ocasión esta última que se da muy pocas veces "ya que hace 7 años cuando murió Martín Blas, el patriarca de esta comunidad, comenzaron a separarse las familias, y debería ser al contrario, seguir juntos, porque al final todos estamos con las mismas necesidades", discute Elba.

En El Pedregal Bajo la tecnología y las rápidas bicicletas no son el objetivo de esta navidad.

Al contrario de muchas familias que pueden contar con estos codiciados obsequios, la comunidad del lecho del río gozará de la unión en torno a una olla común que les permitirá conversar y aclarar sus diferencias.

Los niños con sus pelotas jugarán, mientras las niñas peinarán sus Barbies. Los grandes, unidos en torno al fuego de la cocina, buscarán solucionar, por un momento, los problemas que se arrastran desde el pasado.

"No tenemos energía eléctrica entonces nadie tiene televisión, radio ni nada de eso. Los mensajes de los medios de comunicación no influencian a los más pequeños, quizás ni entienden la navidad, pero es seguro que abrirán, aunque sea una pelotita o una muñeca de regalo", revela Elba.

Agrega que "en este lugar no se ven regalos de última tecnología, ni las bicicletas más rápidas, ya que el dinero que llegue a las más de 12 casas de madera que componen la comunidad se ocupa para cubrir las necesidades básicas de alimentación".

Además "si llegaran esos regalos no les servirían a nadie, porque desde que vivo acá nunca hemos tenido el acceso a la luz".

Magaly Blas, de 32 años, también es integrante de la comunidad del río San José, tiene dos hijos y entre sus anhelos para esta navidad está el acceso más fácil a los servicios básicos.

En su casa de madera vive junto a sus dos hijos de 12 y 10 años. "Ellos me pidieron cosas pequeñas para esta navidad, ya que saben que no podemos optar a muchas cosas".

Magaly cuenta que acá las cosas superficiales no sirven de nada, "porque lo que es importante acá, en otros lugares es normal. El agua y la luz la tienen todos y nosotros no contamos con nada de eso", concluyó. J