Todos los años la revista digital Edge, autocalificada como el sitio más inteligente del planeta, hace una encuesta a famosos de todas las áreas y con la siguiente pregunta: "¿Por qué debemos estar preocupados?".
La encuesta abarca a 150 personas, supuestamente tildadas como las más brillantes de la humanidad. Científicos, físicos nucleares, historiadores, artistas, inventores, etcétera, se prestan para responder. Y la conclusión es muy clara. A la mayoría de los genios les preocupa la salud del planeta. La salud de su espíritu y la salud de su cuerpo. Otros sabios están preocupados de la muerte. Y otros, que son bastantes en realidad, se muestran preocupados por el exceso de preocupación. Aspiran a que rápidamente la vida se simplifique.
Las respuestas, en resumen, son variadas. "¿De qué debemos estar preocupados? De que nos preocupamos demasiado", dijo Joel Gold, psiquiatra. Varios dieron la misma respuesta.
Otros optaron por asuntos más peculiares: "Debemos preocuparnos de que la biología sintética se salga de control", dijo uno. "Me preocupa el estrés", dijo una científica. "Me preocupa el exceso de testosterona producido por una brecha sexual en China", arguyó una psicóloga. "La muerte de las matemáticas", señaló Keith Devlin, matemático. "Armagedón", dijo Timothy Taylor, arqueólogo. "Que la separación entre las noticias y el entendimiento sea cada vez mayor", Gavin Schmidt, climatólogo de la NASA. "Que desaparezcan los hechos", Victoria Strodden, profesora de estadísticas. Y así. Cada persona inteligente va con su propia preocupación.
Lo cierto es que todos ellos abogan por un planeta mejor. Y, de manera enfática, muchos de estas mentes brillantes lo único que piden es que todos los seres humanos dejemos de estar tan preocupados. J