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Llegó hace 37 años a trabajar en la feria más antigua de Arica y no se movió más de acá

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Sólo dos datos: Trabaja en la feria más antigua de Arica y es el locatario de mayor permanencia en la historia de ese recinto.

Arsenio Bugueño Labarca acaba de cumplir 37 años laborando en la Feria Prat, que no queda en la calle del mismo nombre como pudieran pensar algunos, sino que está ubicada en la calle Maipú entre Baquedano y Colón, y esto desde la década del 50.

Don Arsenio nació en Tongoy, en la Cuarta Región, hace 78 años, y recuerda que la primera vez que visitó Arica fue por los años sesenta atraído por el boom económico e industrial de la ciudad, donde los televisores, autos de todas las marcas, y un sinfín de productos de buena calidad, eran parte de la atracción de una urbe que vivía en una burbuja de la cual saldría bruscamente años después.

Por ese entonces, él todavía trabajaba en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia, donde aprendió a manejar diversas maquinarias y herramientas lo que después le serviría para su posterior oficio.

Quizás cansado de tener que depender de otros jefes y recordando a Arica como una ciudad bullente y progresista es que decidió por fin venirse del todo por estos lados y fue así que gracias a unos ahorros, arrendó uno de los locales de la Feria Prat, instalándose con un bazar donde vendía de todo un poco, desde una aguja a cuadernos.

"En aquellos años existían sólo tres ferias en la ciudad. Estaba la feria Sangra del pasaje mismo, allá en 21 (de Mayo); esta feria (Prat) que estaba donde hoy se ubica Las Palmeras entre Velásquez y Prat, y la tradicional feria de los domingos que funcionaba en la calle Maipú, la que ahora se coloca en Chacabuco", nos cuenta don Arsenio con un acento que hace pensar que viene de tierras huasas.

En sus primeros años en este antiguo recinto, se dedicó a trabajar como comerciante, hasta que sin presagiarlo la visita de un oficial del Regimiento Rancagua, le cambiaría su existencia y rubro.

"Mire, yo le voy a contar: Lo que pasa es que este oficial me dijo que andaba buscando por todo Arica alguien que le hiciera un balero, que es una pequeña cartuchera de cuero para guardar las balas del arma y me preguntó si conocía a un artesano. Yo no sabía de nadie y de curioso le dije qué se necesitaba para hacer algo así, y me contestó medio en serio y medio en broma, que sólo bastaba saber leer y escribir", recuerda.

Don Arsenio, que nos revela que desde los cuatro años era seco para las artes manuales, haciendo siempre trabajos en la casa y en la escuela con maderas, suelas y todo elemento, le aceptó el desafío al oficial del regimiento y le prometió que le haría un balero.

Aprovechando agujas, hilos y cuero que se consiguió, este ariqueño de corazón logró hacer su primer trabajo artesanal y lo mejor de todo es que tuvo buena recepción en su primer cliente.

De allí en adelante se fue olvidando del rubro bazar para entrar de lleno a trabajar en la artesanía en cuero y suela, haciendo distintos trabajos como correas, estuches para pistolas y más adelante se puso a crear aperos huasos como las corraleras, dada la aceptación que tuvo su oficio entre su clientela, la que de a poco lo fue identificando como el artesano talabartero de la antigua Feria Prat.

Este oficio, además, le cayó como anillo al dedo con su forma de ser y sentir, porque se declara muy querendón de las tradiciones de la Patria que en esta semana resurgen con fuerza con motivo de un nuevo aniversario de la Independencia.

Afirma que sabe bailar cueca, aunque ahora no la practica tanto, y que le gusta la música chilena, pero reconoce que en Arica estas tradiciones no son del todo cultivadas.

"Usted ve por ejemplo, que acá le dan más color a los carnavales con bailes de Perú y Bolivia y tampoco he vuelto a ir a las ramadas del "18" porque es el colmo que cobren entrada y más encima de cueca no hay casi nada", afirma un tanto molesto.

En cuanto a la comidas típicas de la fecha igual se cuida, porque a sus 78 años se siente muy orgulloso de andar bien parado, sano y trabajando todos los días, ya que "esto de ser sano es cosa de cada uno ya que si fuera tomador, copetero, oiga yo no hubiera llegado ni a los 70 años...".

Incluso, cuenta que sólo en tres ocasiones no llegó a su casa y eso fue porque en dos oportunidades lo invitaron a la casa de unos amigos y en otra a la de un familiar, pero se regresó en taxi.

En cuanto al movimiento comercial de la Feria Prat, señala que como todo negocio se han ido adaptando a los tiempos y en la actualidad la mayoría de los locales son peluquerías y joyerías, por lo que su local de talabartería parece extraño porque son pocos los que se dedican a esto y no es rentable.

"Mire, le doy un ejemplo, hay estuches para guardar celulares que son muy baratos, pero en cuatro o seis meses ya están malos porque los hacen con material sintético, plástico; en cambio lo que yo hago con cuero que me llega desde Santiago tiene más duración, porque es cosido a mano, pero cuesta más", expresa.

Y como un personaje que lleva tantos años en la ciudad y que está en constante contacto con la gente, también tiene su opinión sobre cómo ha ido evolucionando esta región.

"Arica ha ido creciendo bastante, si el año 72 cuántos habitantes teníamos y ahora estamos por los 200 mil, pero claro que ha pasado mucha agua bajo el puente con momentos buenos y malos, pero ahora con la minería puede tirar más para arriba, si casi todas las regiones tienen esto y sólo hay que cuidar el ambiente", asegura. J