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Familia del único muerto chileno en el "11/9" rompe el silencio

Gobierno estadounidense les prohibió hablar por millonaria indemnización

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Ya han pasado 12 años, once aniversarios y miles de días en silencio. Alicia lo sabe y por eso ha decidido sentarse por primera vez a conversar lo que ha callado, esa visión de lo que ocurrió con su padre en Nueva York; esa verdad que guardó por dolor más que por el contrato que el gobierno norteamericano obligó firmar a todas las familias por el silencio a cambio de una indemnización que resultaba no tan justa como urgente para miles de familias. Pero hoy, justo cuando se recuerda nuevamente esa histórica mañana del 11 de septiembre de 2001, la familia de ese chileno que perdió la vida en el interior de la Torre 2 del World Trade Center, conversa con La Estrella.

Alicia Ceballos, hija de Juan Armando Ceballos Rivera, el chileno, el antofagastino que murió en el "9/11", me pide que no le tomemos fotos, prefiere que mostremos un mural que con angustia y nostalgia crearon para honrar la imagen de su padre; hija además de una inmigrante colombiana con la que al momento de la tragedia se encontraba separada -la menor seguía estudiando en el Liceo Experimental Artístico de Antofagasta y la madre en la búsqueda del sueño americano con su padre y hermano-; esa niña que ahora vive una vez más en la Perla del Norte y que a pesar de que con los años ha entregado información parcelada, ahora quiere y necesita decir lo que piensa.

Fueron tres mil las personas que murieron en ese hecho que sigue siendo un misterio sin respuestas contundentes para los familiares y todos los que perdieron a sus seres queridos. Ella esperó diez años para emitir una declaración el 2011, y ahora que habla por primera vez, confidencia que le cuesta mucho, "todo es muy reciente todavía", explica. "Te voy a ser bien sincera, no me gusta hacer esto, pero siento que lo tengo que hacer".

"Es difícil asumir y tener una idea de cómo hablar. No me podía quedar callada porque desde que murió (Juan Ceballos), empezó a salir un montón de información alternativa, independiente, no oficial del gobierno (estadounidense), y me empecé a cuestionar un montón de cosas del porqué de su muerte (…) es algo que no sé cómo hacerlo; me complica".

"En el fondo todo se trata de saber el porqué se derrumbaron las Torres Gemelas, el porqué sucedió todo este montaje (…) la versión oficial que dan los Estados Unidos es demasiado pobre, no responden preguntas que se hacen las familias de las víctimas. En el documento oficial que dieron no se refieren a financiamiento y otras cosas que cómo que ¿se les fue? Yo totalmente pongo en duda", dice Alicia.

De acuerdo a su impresión, hay muchas cosas que simplemente cuesta creer de los documentos entregados, del cómo no fueron capaces de prevenir el atentado con una maquinaria de investigación global como lo son el FBI y la CIA. "Sin instituciones mundiales, potentes, cuesta creer que no hayan podido anticipar nada".

Sus conclusiones, comenta, se basan en la obsesión que ha tenido todos estos años, en buscar y buscar datos que le puedan guiar a la verdad. "Hay muchas investigaciones de ingenieros y arquitectos que demuestran científicamente que las torres no pudieron haber sido derrumbadas por los aviones. Por la manera en que se derrumbaron, fueron demolidas, y esa demolición tuvo que ser manual, tuvo que ser controlada y ese trabajo requería de un trabajo profesional de meses. Entonces todos esos cuestionamientos me hacen tomar la decisión de hacer públicas estas preguntas".

Actualmente hay varias organizaciones en el país norteamericano en donde son las mismas familias las que realizan investigaciones y buscan generar espacios donde poder difundir lo que dicen los profesionales que corroboran las denuncias.

"Verdad y justicia no ha habido. Según la historia, eso no es algo que suele suceder. Lo que vemos siempre es que son los mismos familiares los que empiezan a cuestionar, a difundir y a exigir respuestas y verdad sobre la muerte de sus seres queridos".

"Yo tengo contacto con una colombiana que perdió a su pareja. Ella vive en Nueva York, pero no se involucra mucho en el tema porque no es fácil. Es súper reciente. Todavía queda un eco del derrumbe en el cuerpo (…) sí tengo intenciones de algún día ir a esas organizaciones, porque creo que debe haber informaciones que yo no tengo, deben estar pasando cosas que yo no tengo idea".

En la actualidad, su hermano hace su vida en Francia y su madre, más cerca, en Santiago, han decidido no involucrarse en nada. "Ellos no pueden, no pueden. Igual cada uno tiene su forma de llevarlo (el duelo)".

"El mural en el fondo busca recordar a mi padre, a Juan Ceballos Rivera. La idea era hacer algo simbólico en la población donde vivió toda su niñez y gran parte de su juventud", dice sobre la obra que pintó con amigos de su padre en calle Magallanes de la Población El Olivar, entre Domeyko y Luissis. "El estar acá, el estar sola, porque como mi papá fue el único chileno, es como que no tengo a nadie a quien decirle por ejemplo: vamos a marchar por nuestros familiares, entonces estoy sola".

Pero mi padre tenía amigos maravillosos acá en Antofagasta y fueron ellos los que pidieron un lugar donde poder recordar al "Juan", es una forma de cerrar un ciclo, y de traer por fin a mi papá a Antofagasta. Yo siento y espero que sea algo así, que no pase el 11 y que me siga metiendo más en el tema. Es una herida que estaba abierta y tengo que cerrar. Sus amigos me decían hagamos alguna cosa, algún monolito, o algún lugar para ir a recordarlo (…) y yo también tenía esa necesidad. Mi papá es antofagastino y ahora por fin está acá.

Esta noche, a las 10:30, sus amigos se reunirán en el mural con música y sonrisas, en la memoria de un antofagastino que pide justicia y verdad. Ahí Alicia y todos sus amigos, prenderán velas y exigirán que no se vuelva a repetir esto en ningún rincón del mundo.

"Se murió mi padre, se destrozó mi familia, y mi rumbo, mi vida, cambió. Para mí mi papá era la persona que me daba su hombro para llorar, era mi protección, y ahora me da mucha pena que él no esté, que no vea lo que estoy haciendo, que no esté viendo a mi hermano y a mi mamá, que no estemos en la playa sacando piure y haciéndolo ahí mismo con cebollita ¿cachay? Eso a mí me duela".

Antes de despedirnos estalla en llanto y nos pide que comentemos lo que está pasando, que contemos su verdad, y curiosamente tal como hoy se escucha en todo el país, ella pide que en el mundo entero "esto no pase nunca más".

"Se tiene que saber porqué se cayeron esas torres y que los culpables paguen, esto no puede pasar de nuevo, y lo peor de todo es que sigue sucediendo. Hoy en el Medio oriente los estás destrozando y bombardeando. Vemos como niños de ocho años empiezan a odiar a Estados Unidos, imagínate sus ojos (…) que no pase nunca más esto, abramos los ojos y no lo permitamos nunca más". J