Adultos mayores
Usualmente se dice que la experiencia es muy importante, que un pueblo sin raíces está destinado a morir y que en las comunidades originarias los ancianos son los más respetados.
Pero los tiempos y lo que se puede advertir en el mundo de hoy, indican que en una sociedad que se caracteriza por la rapidez, la instantaneidad y la cada vez más acelerada tasa de obsolescencia, todo lo "viejo" parece ser desechable.
Por ello, es muy importante no perder de vista que el valor que tienen los adultos mayores no sólo debe quedar enmarcado en los núcleos familiares -donde en algunos casos, incluso también se desconoce- sino que debe proyectarse a nuestra sociedad en general. Más allá de los clichés que nos hablan de recordar a quienes "dieron tanto" por una familia, una ciudad, una institución o la comunidad, está el imperativo de hacer realidad el respeto a quienes efectivamente han dado forma, de una u otra manera, a quienes somos. Y esta consideración, por supuesto, no debe quedarse sólo en un día de festejos y conmemoraciones.
Considerando además el claro envejecimiento de nuestra población, esto debe ser algo que se tiene que ajustar a nuestra cultura. Y es que hay sociedades que efectivamente han incorporado a su funcionamiento el respeto integral y permanente a los adultos mayores. Hoy, Chile ha hecho esfuerzos importantes para conseguir este objetivo, incluso con la creación de una institución especializada en el tema. Sin embargo, es algo que aún debemos asumir también como ciudadanos.
La falta de infraestructura pensada en el adulto mayor, los problemas de atención de cualquier tipo, pero especialmente en sus áreas sensibles como la salud o la previsión, y hasta el simple respeto por la prioridad en el "turno" o la "fila", forman parte de esa cultura de consideración a los adultos mayores. Un respeto que si bien se puede construir con instituciones, bonos, organismos y eventos, también necesita mucho de corazón y ahí está en juego el esfuerzo individual.