Los resultados de la última Encuesta Nacional de Salud 2019 realizada por Instituto de Salud Pública (ENS-ISPAB 2019) de la Universidad Andrés Bello son preocupantes: Un 85% de los usuarios del sistema se siente desprotegido y enfrenta un fuerte gasto en salud, que, en su mayoría, cree va a seguir incrementándose en el tiempo.
Esta sensación de vulnerabilidad está dada, además, por el fuerte temor de las personas a contraer una enfermedad catastrófica. Esto pone en evidencia, entre otras cosas, que la Ley Ricarte Soto (LRS) - la política pública que se dio el MINSAL en este campo-, no ha dado el resultado esperado, debido a que persiste la preocupación de la población frente al alto costo de los medicamentos.
¿Por qué se podría estar produciendo esto? Primero, porque se le puso techo a esta ley -cien mil millones de pesos-, de los cuales ya se han ejecutado cerca de ochenta mil. Esta cifra, representa cerca del 1,0% del presupuesto de FONASA y es claramente insuficiente para una población que envejece y donde, entre otros, los problemas de cáncer están aumentando fuertemente.
Segundo, que se desprende del punto anterior, es la restrictiva articulación de la LRS. Salvo en áreas muy específicas, el beneficio no llega a las personas.
Pero hay un tema interesante que arroja la ENS-ISPAB 2019: La población no solamente está pidiendo mayor cobertura de medicamentos de alto costo, sino que, está disponible para financiar parte de este costo.
En este sentido, la solución al acceso a medicamentos, principalmente los de alto costo, tiene que asumirse como parte del Plan de Salud Universal que hoy está planteando el gobierno del Presidente Piñera. No se trata solo de una opinión desde el punto de vista técnico, sino que hay un sentir ciudadano que lo respalda.
Cuando comparamos el comportamiento de Chile con el resto de los países de la OCDE, vemos que tiene el gasto de bolsillo en salud más alto. Hay que avanzar, no sólo aumentando el financiamiento por parte del Estado para los grupos de menores ingresos, sino paralelamente tenemos que ir aumentando el financiamiento de las personas a través de las cotizaciones.
La buena noticia es que la ciudadanía está disponibles para conversar estos temas, ¿Por qué? Porque básicamente ven que es mejor no pagar la totalidad del medicamento cuando tengan una catastrofe -como el cáncer-, sino que están dispuestos a pagar una prima o cotización mensual, que les permite solidarizar el riesgo y usar el poder del FONASA para bajar los precios de los medicamentos, y eso lo valora la población.
Rony Lenz
Economista
