Desprecio por el patrimonio
Esta semana, el alcalde de Arica, Gerardo Espíndola, presentó ante la Fiscalía una denuncia debido al daño al Monumento Nacional de la Ex Isla Alacrán. Un video que fue viralizado, mostró como este lugar protegido era rayado. Es por eso que la acción municipal ante la justicia persigue a quienes sean responsables de este acto. La Ex Isla El Alacrán, fue nombrada Monumento Histórico a través del Decreto Supremo N° 1002, del 13 de diciembre de 1985, siendo Arica provincia de la región de Tarapacá.
Claramente, quien realizó este acto, no consideraba que el artículo 38 de la ley N° 17.288 de Monumento Nacionales tipifica los daños a este tipo de patrimonio. Probablemente, tampoco sepa que la ex isla es una zona patrimonial. O lo más grave, quizás ni siquiera le importa que lo sea. Como fuese, nos encontramos ante daños y alteraciones que afectan grave e irreparablemente a este monumento nacional. Se trata de daños que no se pueden permitir y respecto de los cuales la acción de la justicia y la sociedad en general debe ser implacable.
En estos momentos, el Ministerio de Obras Públicas se encuentra realizado un interesante proyecto de recuperación de la ex isla, el que ha tenido un especial cuidado a la hora de proteger, resguardar y recuperar aquellos vestigios históricos y hasta arqueológicos que se han hallado en el lugar. Qué importante sería que la comunidad en general tomara en cuenta que parte de nuestra historia se encuentra en lugares como éste. Aquello ayudaría a que la ciudadanía en general valorara y respetara este patrimonio y otros similares, trabajando para su recuperación y a la vez, cuidándolo.
En este sentido, es también importante y valorable el que la comunidad, aquella parte de la sociedad que aprecia nuestra historia, que ama a esta ciudad y que valora nuestro patrimonio histórico y arqueológico, pueda contribuir fiscalizando y denunciando a quienes optan por la destrucción y el desprecio.
La educación es una necesidad vital. Nuestra ciudad debe promover su patrimonio y su historia para protegerla. Pero también debe existir el compromiso de cada uno de los ariqueños y ariqueñas.