Recordaba a un grupo de ancianos con bastones y apoyándose unos a otros frente al Palacio de La Moneda tirando huevos como una forma de protestar por su situación precaria en salud y jubilaciones miserables, no sé si las escuálidas pensiones le permitieron seguir comprando los huevos para tirarlos en desmedro de aquel que podían servírselo en el desayuno o echarlo a la sopita para que estuviera más contundente, lo cierto que desaparecieron y el Presidente de esta agrupación de tanto esperar que sus justas demandas fueran escuchadas murió en su intento. Los mayores edad llamados la Tercera Edad, forman un número importante en esta sociedad, más del 35% y con grandes posibilidades de ir creciendo tanto en número como en la prolongación de su edad, la cual si mantuvieran su salud en perfecto estado sería a lo mejor posible mantener esta situación, sin embargo el aumento de la edad va aparejado al envejecimiento de su cuerpo y de cada uno de sus órganos vitales de tal forma que es frecuente el aumento de dolencias en sus riñones, bazo, huesos, sangre y etc etc. incluyamos en esto el alzheimer que los van alejando poco a poco y lentamente de la realidad. Las pensiones de hambre, el acceso a la salud deplorable, sus condiciones mentales deterioradas, a veces el Municipio se compadece y entrega ayudas puntuales, pero como son muchos la asistencia se hace poca y más aún cuando no existe una política de apoyo racional y continua, todo lo que el Estado entrega se hace poco y solo son paliativos frente a situaciones casi de agonía. En el mundo empresarial solo los consorcios ligados a la salud los consideran ya que son clientes habituales, en los otros no constituyen análisis algunos, comen poco, visten generalmente en esta zona con ropa americana de segunda selección, los zapatos los usan hasta que no dan más, no usan cremas, perfumes y en el campo de las tecnologías con suerte tienen un televisor y un celular con pantalla quebrada que apenas recibe llamadas de los nietos porque los hijos con suerte lo saludas para el día del padre o la madre, los viejos ya no dan nada. Y ahora la guinda de la torta a algún gracioso se le ocurrió la genial idea de aumentar la edad de la jubilación en cinco años. Si ya las empresas no contratan o no mantienen a personas después de los sesenta años, el Estado ya no el Gobierno y los Legisladores deberán comenzar a estudiar cómo resolver este macro problema que año tras año ira aumentando colapsando los sistemas de salud y de las jubilaciones ya que los fondos a devolver serán incapaces de devolver lo que se descontó.
Y llegó agosto
Y se nos fue Julio y llegó agosto, un mes que siempre ha sido asociado con la supervivencia. Salud para todos.
Ricardo Ortiz Pérez
Horacio Barriga Trobiani