Es interesante la historia de Jerry Seinfeld. Después del éxito explosivo de la serie "Seinfeld", no hizo mucho más que disfrutar del dinero recaudado y seguir facturando a través de comerciales de televisión. Parte de ese capital lo invirtió en autos de lujo. Así, en el año 2012, fiel a su pasión por los motores, creó la serie de entrevistas "Comedians in Cars Getting Coffee" que consiste justamente en… comediantes en automóviles buscando café. A pesar de la singularidad del capricho, la producción ha sido un éxito y ahora Netflix acaba de estrenar la temporada 11.
Aunque en los automóviles de Jerry Seinfeld se habla de todo, con la intimidad de amigos que se conocen desde hace mucho tiempo, un factor común de los encuentros tiene que ver con la reflexión sobre el humor y sus límites. Al comienzo del episodio 6, el inglés Ricky Gervais, siempre inclinado hacia la negrura humorística, gatilla un chiste racista en torno al cliché de que "los chinos son todos iguales" y eso genera reflexiones sobre la incorrección política.
"En los últimos años se habló más de la lucha por la libertas de expresión. Yo bromeo sobre cosas sensibles y sé que son terribles, por supuesto", analiza el británico, quien protagoniza dos capítulos consecutivos. "Y cuando surge algo nuevo que es crudo e insensible la gente dice ´no entiendes`. Yo respondo que sé que esto es malo. Sé que el Holocausto fue malo. Sé que el sida es malo. No te gusta que bromee sobre ellos, porque es asunto tuyo. Con la libertad de expresión debería poder bromear sobre todo. Todos están de acuerdo con la libertad de expresión hasta que escuchan algo que no les gusta".
Otros invitados, como Matthew Broderick, Jamie Foxx o Martin Short, resultan menos interesantes. Con Eddie Murphy, con quien Seinfeld pasea sobre un Porsche, se da un vínculo más íntimo: ambos provienen de Brooklyn y debutaron sobre el escenario del mismo club en julio de 1976. La de Murphy es una historia de pobreza y esfuerzo. Las malas lenguas dicen que su inclusión en el show es para promocionar un show de Netflix por el que se le pagará 70 millones de dólares.
Extendiéndose hacia nuevas generaciones, Seinfeld comparte comida rápida con Seth Rogen ("Ligeramente embarazada", "Superbad") y, fiel a la equidad de género, invita a las comediantes Melissa Villaseñor ("Saturday Night Light") y Bridget Everett para que lo acompañen sobre un Nissan Figaro y un Cadillac descapotable de 1961, respectivamente.
"Comedians in Cars Getting Coffee" es un programa a ratos divertido, otras veces aburrido, además de repetitivo, refrescante, original, desechable e innecesario. Un capricho millonario de Jerry Seinfeld, nada menos que el hombre que renovó la comedia en los años 90.