Bibiana Mamani H.
Después de 109 días y 5000 millas náuticas, la tripulación de Viracocha III terminó su travesía en la isla polinésica de Tahití, luego que la embarcación sufriera un daño irreparable en su casco, por eso al evaluar el navío de totora, el capitán Phil Buck, el perro Chuño y sus 5 tripulantes decidieron poner fin a la hazaña que pretendía culminar en Sydney Australia, misión que tuvieron que abandonar para despedir a la Viracocha en el mar. Es que la embarcación se dañó en cercanías de la Isla Hao, cuando no lograron anclar, y se les vino una tormenta que duró 19 días, y a pesar de que intentaron remolcar la Viracocha III con ayuda de Antonio, un pescador local, no tuvieron éxito. Por eso decidieron despedir a los tripulantes: Simón, Adele y Carlos, quienes antes de irse ayudaron a conseguir alimentos para el resto de la tripulación que se había quedado en la Viracocha.
"También, una pareja de navegantes nos trajo comida junto a Simón y hasta un queque de banana para celebrar el cumpleaños de Valentina, y así pudimos continuar nuestro viaje hasta Tahití, el que pensamos sería fácil y rápido, pero lamentablemente durante dos días de espera por la comida y sin velas, dejamos nuestro babor a merced de las olas, lo cual daño el casco de ramas de totora severamente", explicaron a través del Facebook The Viracocha Expedition.
A pesar de esos daños, lograron llegar a Tahiti. "Tuve que tomar la decisión de no llevar la balsa a puerto, ya que el daño era irreparable y fue imposible de remolcar con la ayuda del barco Mareva Nui, quienes iban camino a Tahití".
Al ver los daños, la tripulación tomó sus pertenencias y se reembarcó. "Desde la cubierta del Mareva Nui vimos por última vez a la Viracocha III navegando en el Pacífico, se alejaba en el horizonte, un sueño que comenzó hace casi 4 años se desvanecía en un instante. La balsa se hacía cada vez más pequeña en el horizonte y pensé que de alguna forma era mejor dejarla seguir su rumbo natural", dijo el capitán Phil Buck.