La tarde de sábado inusualmente fría y gris para Arica, fue el marco triste que acogió descarnadamente la lamentable noticia que se registraba a más de 2000 kilómetros de nuestra ciudad. A pesar de ser una luchadora incansable y con optimismo y una energía envidiables, Alejandra Solís Araya periodista de "La Estrella de Arica" destacada en el ámbito policial, fallecía tras una larga enfermedad.
La mujer, la profesional, la colega y amiga de muchos y muchas, partía a pesar de la sana rebeldía que la caracterizó en estos meses de lucha.
Alejandra se fue dejando un cúmulo de momentos, alegrías, conversaciones, experiencias, pero aún hasta el último momento, incluso ahora que ya no está, sigue regalando enseñanzas y reflexiones.
El poco tiempo que la conocí me permitió ver en ella una persona seria, de enorme calidad humana y profesional. Periodista de aquellas que viven y se desviven por este oficio, contra todo, hasta incluso, ofrendar su existencia. No tuve la oportunidad de conocerla y entablar una amistad tan profunda como muchos de mis amigos y colegas de Arica, quienes incluso junto con ella como estudiantes de periodismo, pudieron vivir y disfrutar de su calidad personal que revelan en sus recuerdos y reflexiones: destapan así la imagen de una mujer irreprochable, siempre leal, una persona recta, de una línea, equilibrada, amiga fiel, alegre cuando debía serlo, rigurosa y franca cuando también la vida o la profesión se lo exigieron y la llenaron de respeto.
Hay mucho que reflexionar sobre lo que nos deja Alejandra. Su alegría de vivir, con equilibrio, pero con pasión y entrega a lo que siempre quiso. Una periodista al estilo de la "vieja escuela", que sabía y disfrutaba los rigores del oficio. Su optimismo que no conoció límites y fue la piedra angular de su lucha, una que no perdió, porque su fortaleza quedó enraizada en sus compañeros y amigos. Precisamente ese es otro legado, su capacidad de unir bajo los más bellos y honorables sentimientos a sus colegas y personas queridas, algo que tanta falta le hace hoy a nuestro ambiente periodístico, a veces tan hostil.
Alejandra ahora descansa en la memoria de Dios. Mi fe me dice que la volveré a ver. Mientras, ella descansa de una lucha que nos conmueve y nos anima a poner atención en aquellas enormes cualidades que la caracterizaron mientras estuvo con nosotros, ahí en la redacción de "La Estrella", donde ella vivirá siempre, más aún mientras su recuerdo permanezca en nuestros corazones.