Finalizamos con éxito la semana pasada el Seminario "Planificación Regional y Ordenamiento Territorial: Arica y Parinacota 2030", organizada con el senador Insulza y el Observatorio de Desarrollo Estratégico Regional (ODER) de la Universidad de Tarapacá, dejándonos una serie de certezas, pero también de dudas respecto al futuro de nuestro desarrollo urbano.

Es menester decir que debemos conciliar y armonizar un nuevo plano regulador y que potencialmente es necesario redefinir zonas para generar bienestar y desarrollo para nuestra comunidad, pero sin que se afecten los procesos productivos y de desarrollo en la zona industrial que siempre ha sido una fuente generadora de empleos.

El diagnóstico de la subutilización del Barrio Industrial es correcto y en el coinciden todos los actores, pero la respuesta a este fenómeno no parece ser la más adecuada, sino lo más lógico es invertir en la plena utilización más que en el cambio de uso de suelo que derivaría en una degradación del sector.

Otra de las propuestas es el cambio de uso de suelo de zona puerto a zona turística en el borde costero donde se ubica "Astilleros Arica" lo que nos haría perder una ventaja competitiva y estratégica, debido a la inexistencia de algún astillero de estas características en toda la zona norte.

Esta empresa presta servicios no sólo al sector portuario, sino que a la pesquera y defensa nacional y con el nuevo plano regulador, debería cesar sus operaciones debido a que no existe otro lugar del borde costero donde pueda trasladarse, generando también una importante pérdida de empleos.

Por lo mismo, consideramos necesario que la comunidad conozca los impactos económicos y realice evaluaciones cualitativas y cuantitativas de la potencial disminución de la producción y la empleabilidad, pero además necesitamos dar una certeza jurídica a los inversionistas para que la región siga proyectándose, pensando una planificación urbana a largo plazo, basada en su Estrategia de Desarrollo Regional.

La Ley de Convivencia Vial ya pasó los seis meses de que comenzara a funcionar plenamente. Así se recordaba hace unos días en esta sección, llamando la atención a este nuevo marco regulatorio que busca promover el mejor funcionamiento de los distintos modos de transporte urbano, desde la locomoción colectiva, pasando por la particular, hasta llegar a los peatones.

En este caso, la convivencia vial tiene mucho que ver con los esfuerzos que ha puesto el municipio ariqueño, por hacer de Arica una ciudad que se viva mucho más a escala humana.

Y es que, como se ha comentado en otras oportunidades, nuestra ciudad tiene condiciones naturales muy favorables para los distintos modos de desplazamiento, particularmente aquellos modos más saludables y ecológicos, como el uso de la bicicleta o simplemente caminar.

Sin embargo, no basta con las condiciones naturales. También deben existir condiciones de tránsito, físicas y de infraestructura que favorezcan desplazamientos seguros, en este caso, para los peatones. Lamentablemente, esto en muchas oportunidades no ocurre.

Hace unos días, una foto de la sección "Zoom" de La Estrella, mostraba las dificultades para el desplazamiento seguro de peatones en Valente Rossi. La falta de aceras en algunos tramos es un claro obstáculo para que los peatones puedan trasladarse de manera cómoda y segura. A eso se suma la ausencia de cruces peatonales y la falta de control en la velocidad de los vehículos.

Falta de aceras, veredas en mal estado, aceras estrechas e intransitables, espacios peatonales ocupados con otros fines, ya sea para el comercio ambulante o dejar vehículos, forman parte de la larga lista de problemas que, en muchas calles, deben enfrentar los peatones en una ciudad que tiene todas las condiciones para ser "caminable".

Arica logrará ser una ciudad mucho más a escala humana cuando todos estos problemas no solamente sean detectados, estudiados y diagnosticados, sino más bien cuando puedan solucionarse en favor de lograr efectivamente una adecuada convivencia vial.