La comedia donde un viudo es políticamente incorrecto
Una de las mejores series en el catálogo de Netflix tiene al comediante Ricky Gervais -conocido por protagonizar The Office- lidiando con la muerte de su mujer. Puro humor negro cargado de ternura.
"La mejor comedia es cuando haces a la gente reír de cosas de las que nunca reirían", decía Bill Hicks, ese comediante cáustico que murió a los 32 años de edad.
Se refería al redentor ejercicio de acoger asuntos dramáticos, sagrados o tabú y someterlos a la risa. Ejemplos hay muchos, desde el trágico Lenny Bruce, pasando por George Carlin (sus rutinas sobre religión son materia de culto) y Louis C.K. hasta el inglés Ricky Gervais, artífice de controversias mediáticas y series exitosas como "The office", "Extras" y "Life's too short".
La serie "After life", de lo mejor que ha pasado por Netflix en el último tiempo dentro del formato, es su nueva apuesta: una comedia que, a pesar de su negrura, esconde más humanidad que cualquier dramón televisivo que apueste a las lágrimas.
Solo hay que saber encontrarla bajo los escombros de la incorrección política, la gran especialidad de la casa Gervais. Él mismo se reserva el papel de Tony, un periodista misántropo que debe aprender a vivir tras el fallecimiento de su esposa.
Ella le dejó un par de videos con consejos prácticos antes de morir de cáncer. Desde entonces, Tony lleva una existencia con tutorial. Son asuntos domésticos matizados con mensajes de sobrevivencia que no aligeran sus ganas de cometer suicidio. "La humanidad es una plaga, somos parásitos repugnantes, narcisistas y egoístas y el mundo estaría mucho mejor sin nosotros", pontifica en una escena.
Viudo, solo y amargo, el personaje llevará así una vida en piloto automático. Sin nada que perder, se dedicará a decir las cosas en la cara, ser desagradable sin tapujos (una suerte de crimen para la sociedad británica) y manifestar su amargura libremente. Gervais construye escenas de humor a costa de los personajes disfuncionales que trabajan con Tony en la redacción (una inexperta periodista en práctica funcionará como contrapunto de la amargura del protagonista), los habitantes de la ciudad e incluso el geriátrico donde descansa el padre del personaje principal.
La frontalidad cínica e insolente de reírse de asuntos como la muerte, la vejez y las diferencias físicas esconden, sin embargo, una valoración de las personas y sus sentimientos.
Como en todos los buenos ejercicios de comedia, las apariencias serán solo fachadas de una humanidad velada. De esto se desprende que la mofa cruel vendrá seguida de una insospechada emoción. "After life" muestra a un Gervais tan melancólico como autorreferente.
La serie entera puede ser interpretada como una defensa de su humor incorrecto en tiempos de discursos conciliadores. El inglés quiere que sepamos que, más allá de todo, tiene corazón.