El bombero y amante del baile que inició la central de alarmas
Eduardo Sepúlveda fue el primer operador; además fue ayudante, capitán y terminó como director honorario. Llegó a Arica en barco, ciudad donde conoció al amor de su vida.
Uno de los bomberos más queridos y conocido por todos como el "Flaco Sepúlveda" falleció a los 82 años, dejando una gran historia en su vida bomberil, ya que hizo de todo antes de llegar a director honorario.
La Cuarta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Arica, está de duelo. Despidieron a uno de sus integrantes que marcó una historia que jamás será olvidada.
El 27 de noviembre de 1975, Eduardo Alejandro Sepúlveda Leuquén quedó al mando de la Central de Alarmas y Telecomunicaciones de Bomberos (Cat), convirtiéndose en el primero en recepcionar las tantas llamadas que por esos años recibía la institución y en que su mayoría apuntaban solo a incendios.
Fue voluntario, capitán de compañía, teniente y ayudante de comandancia, siendo reconocido como Director Honorario, cargo que llevó con mucho orgullo hasta los últimos días.
Se enamoró
Solange Sepúlveda, hija de Eduardo, contó que son cuatro hermanos, un hombre y tres mujeres.
Recordó que su padre nació en Valparaíso y en 1962, en barco, viajó a Arica; venía de visita y con el objetivo de solo conocer la ciudad, sin embargo al final conoció a una mujer que le hizo cambiar todos sus planes. Fue un amor a primera vista y decidió quedarse en Arica.
"Fue un excelente papá, nos inculcó valores que nos sirvieron de mucho. Su esencia siempre fue de servir a los demás y ser humilde", contó Solange.
Eduardo Sepúlveda era una hombre muy alegre, siempre se daba el tiempo de sacar una sonrisa a sus amigos.
Solange contó que su padre se ganó el cariño y el respecto de sus colegas que de "Flaco Sepúlveda" pasó al apodo del "viejito". En su etapa de bombero pasó por todo; de ayudante, capitán, a cargo del consejo de disciplina, y su lema siempre era "la lealtad primero" y terminó como director honorario.
Su familia recordó que Eduardo era un hombre muy activo, su pasión era el baile. Le encantaba el mambo, el bolero y el tango, porque le hacía recordar a su papá.
Pero su baile preferido era el Rock and roll; su hija contó que le enseñó a bailar en sus pies, la tomaba de sus manos y bailaban, una etapa de su vida que recuerda con mucho orgullo al lado de su papá.
El cáncer se lo llevó
Eduardo falleció producto de un cáncer que fue detectado hace tres años; fue operado pero decidió nunca realizarse el tratamiento de quimioterapia, falleciendo el pasado miércoles. "Me gustaría que mi padre fuera recordado como el bombero héroe. Dejó una esencia tan grande en su cuartel y en todo el cuerpo de Bomberos, hemos recibido millones de comentarios. Mi padre es mi héroe y me llena de orgullo ser su hija. Se fue un gran hombre", señaló Solange.