La Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch) informó que se inició el proceso de renovación de los permisos de circulación correspondientes al año 2019, con un antecedente muy especial. Se inicia con una cifra récord de multas impagas, las que se elevan por sobre los 13 millones. Un hecho grave y que no deja de sorprender, teniendo en cuenta que no se puede realizar este trámite si es que existen infracciones pendientes.

La Amuch dejó ver, además, un fuerte aumento de estas notificaciones que no han sido regularizadas. Es así como en 2015, el proceso de renovación de las patentes se iniciaba con 5.273.835 multas no pagadas, mientras que para este año la cifra está en los 13.105.268.

Para poder renovar los permisos de circulación, los automovilistas deben presentar el permiso de circulación del año anterior; el seguro automotriz obligatorio, la revisión técnica vigente o el certificado de homologación si el vehículo es nuevo y además no tener multas pendientes.

Sin embargo, cuando se sabe que hay tal cantidad de multas impagas, de inmediato se siembra la interrogante respecto a los procedimientos para hacer cumplir la ley y las vulnerabilidades que en general existen en el sistema para que haya quienes continúen circulando sin que cumplan con estos compromisos.

El tema es importante para una ciudad como la nuestra, donde el parque automotor ha crecido de manera exponencial, superando ya los 80 mil vehículos circulando por las calles, o por lo menos, con su permiso de circulación renovado. Junto con ello, también aumentan las infracciones.

Sin embargo, estas sanciones no tienen utilidad alguna mientras el sistema sea vulnerable. Si existen nuevas tecnologías, por ejemplo, para obtener el permiso de circulación, deben existir la tecnología y los medios para poder validarlos en cada fiscalización.

Por lo pronto, hoy pareciera no preocupar a los infractores el hecho de ser fiscalizados con documentos falsos o adulterados, como lo deja en evidencia el alto número de multas impagas en el tránsito.

En medio de tantos colegas escribidores de doctos comentarios, cada cuatro Jueves me toca escribir estas líneas, lo que no es fácil para un viejo que no cuenta más que con lo bailado y la mochila de los años como capital para eso. Pretendo distraerlos unos minutos y que cada uno, rescate o deseche lo que quiera. Por cierto tengo mis fans, principalmente coetáneos a quienes mi vieja memoria, como romántica teleserie les estimula suspiros. Hace poco fuimos a una fiesta familiar con un mix de edades donde el dueño de casa se preocupó de proporcionar música para todos. Yo, atrincherado en un rincón veía y escuchaba destellos, sones y brincos propios de juveniles gimnastas y a sus papás moviendo caderas y brazos en medio de contagiosos tonos requetescuchados últimamente. Al turno de los con canas, nos colocaron al aún vigente Paul Anka, y cuando la hermosa compañera de mi vida soportando mi torpe vaivén puso su cabeza en mi hombro musité... " Put Your Head on My Shoulder", pensé que cada generación tiene su ritmo, pero sin la severidad de sentenciar que el de ayer era mejor...pues hoy hay muchos y buenísimos. A su tiempo, mis abuelos, se espantaron con nuestros locos bailes y mi hoy moderada cadencia les parecería una erótica danza caribeña… Imaginen lo que opinarían sobre el raudo ritmo de mis nietos, no sólo por el frenesí musical, amplificado en el diario vivir, la tecnología, los aparatos, las responsabilidades, las noticias, las relaciones y hasta el amor que emergen y desaparecen tan rápido como árboles cuando circulas por autopistas, ya pasó con muchos artistas que fueron luminarias solo un par de noches, nadie los recuerda, entonces, muchachos de la sub 90, inflemos pechuga que después de 50 años aún se escuche con placer y nostalgia a Elvis Presley, Paul Anka, Neil Sedaka, Frank Sinatra, Los Beattles y decenas más, pero no seamos inflexibles y determinar que estos hermosos poemas cantados eran mejores, simplemente ...expresiones de generaciones diferentes.