El gesto altruista de donar el pan al que lo necesite
María Cristina García heredó el almacén y la amabilidad de su padre, tomando la decisión de donar el pan que sobra del día a los más necesitados frente a su casa.
Si pasa por calle Lastarria, un poco más allá del local La Fontana, puede que se encuentre con un pequeño letrero en las afueras de una casa junto a un almacén, y en él leerá que puede sacar pan fresco del día, si realmente lo necesita y de forma totalmente gratuita. Un poco más arriba, puede que se encuentre con una o más bolsas que tendrán justamente un poco de marraqueta o hallulla fresca.
El por qué de esta posibilidad recae en María Cristina García, dueña del almacén Cristina, en honor a su madre, quien cansada de desperdiciar el pan que sobraba del día, prefirió donar los excedentes a cualquier peatón que se encuentre en un momento de necesidad, esto ya desde el año pasado.
"Siempre me quedaba pan, no sabía qué hacer con él y me daba pena botarlo, entonces de repente llegaban personas pidiendo y se los daba; antiguamente colocaba un canasto con el letrero "se regala pan", para cualquiera que quisiera; para mí era un pecado botarlo a la basura", contó García, de 56 años y quien es madre de seis hijos.
Con el tiempo, María Cristina notó que quienes más necesitaban el alimento les incomodaba el tener que ingresar al almacén para solicitarlo, por lo que ella optó por dejarlo colgando en el frontis de su casa cada día el tiempo suficiente, evitando que el sol y las horas añejaran el producto, "al principio el pan se echaba a perder si nadie lo buscaba, así que optamos por dejar de a poco; solo temprano en la mañana o durante la tarde", explicó.
Donar el pan
La idea pasó por varias etapas, primero con el canasto, luego el colgar el pan en el frontis también tuvo sus complicaciones. Según contó García, una vez el propio camión de la basura se llevó las bolsas, "se me ocurrió poner el letrero para que no se las llevara el camión, les dije que era para la gente que lo necesitara y si ellos también lo necesitaban podían sacar igual", explicó. Cada bolsa puede contener un batido o un batido y medio, además de 4 hallullas, solo lo suficiente para que todo sea equitativo, aunque María Cristina indicó que a veces pueden llegar a ser 5 kilos o más de pan los que se quedan sin vender a la semana.
María Cristina, junto a su amiga Barbara Ordóñez también por un tiempo transportaban el pan a "Noche Digna", utilizando el vehículo de Bárbara, aunque los costos de transportarlo no permitieron continuar con la idea, "gente así no se ve, que deje pan que les quede, ella es muy humanitaria, lo llevábamos en la noche y era bien recibido, mucha gente ahí viene de otros lados. Los ariqueños antiguos eran más así, ahora hay más indiferencia", comentó Bárbara.
Solidaridad familiar
El carácter altruista de María viene incluso de antes de ella misma, ya que recuerda con mucho cariño las enseñanzas de su padre, Raúl García, quien fue el dueño del almacén cuando ella era niña, "yo lo aprendí de mi padre, recuerdo que él ayudó a mucha gente, recibía mochileros del sur, aunque los de antes son muy distintos a los de ahora, pero con los años formaron muchas amistades, que lo siguieron visitando, contando que ya eran profesionales o con familia", contó Cristina.