Un inédito trabajo está desarrollando un grupo de investigadores de la Universidad Santa María con productores de las provincias de Quillota y Marga Marga donde se busca mejorar la producción de tomates, ello desde la preparación del suelo donde se iniciará el proceso de plantación, lo que permitirá obtener una mejor cosecha.
La iniciativa se denomina "Microbiología del tomate agroecológico" y es desarrollado por investigadores del Centro de Biotecnología y Departamento de Química de la Universidad Federico Santa María liderados por la Directora del proyecto, la investigadora doctora Marcela Carvajal.
"Este proyecto trata de mezclar la parte técnica, microbiológica, con un impacto social pero a nivel de producción, con los tomateros, pero también el interés del proyecto es acercar al consumidor a conocer los tratamientos y el interés que tienen los productores de tomate a aplicar tratamientos cada vez más orgánicos, que el producto sea cada vez más saludable", señaló Marcela Carvajal.
Desde el suelo
Habitualmente, el tratamiento no es preventivo, es curativo, se aplican productos cuando se ve algún síntoma en las plantas, por eso lo que hoy se busca es la realización de un tratamiento preventivo desde el suelo.
"En la parte más técnica queremos saber qué está pasando con la microbiología del suelo en función a la aplicación de tratamientos orgánicos y así demostrar que estos tratamientos si tienen un impacto en la calidad del fruto y para eso vamos a poner toda la expertise de la Universidad Santa María en poder identificar los microorganismos, cómo funcionan y se relacionan entre sí y cómo impactan directamente en que el fruto tenga mayor capacidad antioxidante, sea más saludable y con mayor valor nutricional", explicó la académica.
Una vez identificados los microorganismos del suelo se podrá recomendar la mejor forma de trabajarlos, de enriquecerlos y mejorar el suelo y así se podrá mejorar la calidad del fruto.
Actualmente se está comenzando con los tratamientos con la aplicación de compost; de Bokashi, que es un compost enriquecido con microorganismos y el tercero es con un hongo llamado Trichoderma que además de controlar otros microorganismos, favorece el crecimiento radicular, el bienestar vegetal y eso estimula a que la planta esté con una mejor salud, lo que se traduce en la obtención de un mejor producto.
Tratamientos
Son 20 los agricultores asociados y en la actualidad hay 8 que han cedido sus mesas de tomates para hacer los tratamientos experimentales y en enero se pone en marcha la parte técnica completa.
"Lo que hacemos es tomar muestras al suelo cada tres meses para ir evaluando como van los microorganismos y cuando llegue el momento de la cosecha, nosotros mediremos su calidad y luego haremos toda una estadística para evaluar el impacto de cada uno de los tratamientos. En el estudio del suelo se hace una identificación molecular de microorganismos, es decir, averiguamos de qué tipo es, sabemos que género y especie es y hacemos evaluación poblacional, lo que es una información de gran necesidad al que no es fácil acceder por que tiene un costo muy elevado", sostuvo Marcela Carvajal.
En el equipo de profesionales además trabajan el profesor doctor Michael Seeger, investigador y académico del departamento de Química; Alejandra Vergara y Paulina Vega, como asistentes científicos; Fernando Dorta, de apoyo académico; Alexis Velásquez, estudiante de doctorado en Biotecnología; y Makarena Olivares, tesista de pre grado de Ingeniería Civil Química. Con ellos, también, participa la empresa "Mavida", la cual se dedica a entregar soluciones integrales para mejorar la productividad y la calidad de vida de las personas relacionadas con el trabajo agrícola.
El programa tiene una extensión de 18 meses, prorrogable hasta 24 meses.