Las mujeres han sido relevantes en diversos episodios de la historia y nuestro país no es la excepción. Durante la dictadura pinochetista, muchas chilenas salieron a la calle contra el miedo, para exigir el fin de los crímenes de Estado, buscar a miles de desaparecidos y acompañar a quienes fueron encarcelados y cobardemente torturados. Y es que vale la pena repetir esto: las mujeres cumplieron un rol insoslayable en la recuperación de la democracia chilena.
Treinta años han pasado de un plebiscito que definía el curso de nuestra historia, y no viene mal recordar y destacar el rol de diversas organizaciones de mujeres que con gallardía organizaban cacerolazos, marchas, ollas comunes, entre otras actividades populares, encausadas contra el régimen de facto criminal y que se manifestaban siempre antes de iniciado el toque de queda.
Y el día decisivo también fue una flagrante demostración de participación femenina: el 52% de las mujeres votó ese 5 de octubre de 1988. Otras fueron además apoderadas de mesa, enlaces. Hubo temor, incertidumbre, pero también mucha esperanza durante ese miércoles primaveral que movilizó a los/as ciudadanos/as chilenos/as para ir a las urnas, esperar los resultados, y confirmar que la alegría ya se venía (y claro, cómo no, ¡celebrarlo!).
A tres décadas de tan crucial jornada, recordamos también a las dignas y numerosas mujeres activas en la dolorosa lucha de retomar nuestra vida democrática, tan preciada. Es verdad que no eran muchas las que ocupaban un lugar en las cúpulas partidistas de aquel entonces, pero susodicha jornada le daría posteriormente espacio a la reivindicación de la mujer y su mayor participación en la vida pública. Proceso que ha sido lento pero significativo.
Hace 30 años dijimos No al Dictador, No al terrorismo de Estado, No al miedo.
Hoy decimos No a la Violencia, No a los abusos, No a las AFP, No a la discriminación, No a la injusticia, No al machismo y otros No.
Hoy, en pleno 2018, la sociedad chilena vive en democracia, con libertades logradas, pero también con acuciantes problemas de injusticia, de intolerancia, de discriminación y de violencia que se manifiesta de diferentes maneras, entre ellas, el machismo.
Esta carta va con especial dedicación a las mujeres de ayer y hoy, y a las de mañana, en su lucha por conquistar derechos en igualdad y en equidad, en una sociedad que todavía está en camino de ser plenamente democrática. Pero estas palabras también van dirigidas a todas y a todos: por una sociedad más digna, armoniosa y vivible.
Jacqueline Castillo Roblero
Vicepresidenta Nacional de la Mujer
Partido Radical de Chile