¿Cómo una ley que exige licencia profesional, calidad del automóvil y certificado de antecedentes del conductor va a perjudicar a los usuarios? Si bien el costo puede aumentar, la pregunta es cuánto estamos dispuestos a pagar extra por proteger nuestras vidas.
Hace algunas semanas, el gobierno ingresó un proyecto que busca regular las plataformas de transporte como Cabify, Beat y Uber. A diferencia de la iniciativa presentada por la anterior administración, éste no restringe el desarrollo de estas nuevas tecnologías, sino que fundamentalmente busca regularizar su situación, de manera de permitir que tanto las plataformas de servicios de transporte, como sus conductores, operen dentro del marco de la ley. Medida que no sólo favorecerá la competencia, sino que contribuirá a la libre elección de todo ciudadano que quiera optar por este servicio con igualdad de condiciones.
Si bien una de las grandes críticas corresponde al encarecimiento del precio para las personas que lo utilizan, como usuaria regular de las aplicaciones de transporte, me alegran las nuevas restricciones que se le exigirán a los conductores, porque aunque unos pesos extras no me son indiferentes, prefiero pagarlos si eso me asegura que llegaré sana y salva a mi lugar de destino.
Lo que se espera de la democracia
Hay una demanda, cada vez más urgente, de que es necesario abordar un tema de preocupación transversal: como mejoramos nuestra democracia en un mundo sometido a profundas transformaciones.
Muchas veces no nos damos cuenta que las movilizaciones sociales son indicadores de los problemas que existen, y seremos capaces de abordarlo de esa manera, si estamos dispuesto a ir más allá de la búsqueda de los culpables.
Los partidos por su parte, tradicionalmente mediadores entre la ciudadanía y las elites, se desgastan porque mantienen estructuras burocráticas inviables o simplifican la relación entre la ciudadanía y las élites con apuestas plebiscitarias que reducen los problemas complejos a soluciones binarias, muchas veces populistas, con el fin de conseguir fuerza electoral
Debemos tener en cuenta que el éxito o el fracaso de una administración, se mide en la capacidad de interpretar y canalizar efectivamente en sus decisiones, las demandas de la sociedad, por medios de amplios consensos y acuerdos sustentado en principios fundamentales, que establezcan una relación fluida con la ciudadanía.
María Alicia Avilés
Rafael Rosell Aiquel
U. San Sebastián